martes, 11 de noviembre de 2014

Escucha activa, ¿sí o no?

El curso ya ha aterrizado en el final de su ciclo, todo llega a su fin y éste no podía ser menos. Nos va a dar pena porque a pesar de la rutina que puede llegar a cansar, estábamos aprendiendo, poniéndonos objetivos cada día y al final, te haces a la gente que te rodea. Si no queda amistad, al menos que quede un bonito recuerdo. Mañana es la despedida y así, la festejaremos en la comida.

Me han encantado los programas, sobre todo Photoshop e InDesign. Lo que puedo asegurar es que jamás nos olvidaremos del offset.

Tras este breve resumen de los últimos acontecimientos, quería compartir un vídeo muy enriquecedor sobre la PNL, la Inteligencia emocional y la Oratoria; tres disciplinas que bajo mi punto de vista son importantes y necesarias.



Dentro de la inteligencia emocional existe una clave fundamental que es la escucha activa, según la definición de la atención plena, se trata de: “poner atención al lenguaje verbal y no verbal, así como a las emociones que la otra persona trata de transmitirnos, sin juzgarla e intentando entender su punto de vista” (Mooc. Mindfulness. Miriadax)  



Muchas veces si no estamos frente a la persona que nos está hablando es difícil observar su lenguaje no verbal, pero aunque sea por teléfono o por Skype, si podemos percibir el tono de voz y tratar de apreciar la emoción.

¿Qué no se debe hacer cuando estamos escuchando a una persona que nos cuenta algo?

  •         Darle consejos
  •          Confrontarle agresivamente
  •          Interrumpir al agresor
  •          Hacerle excesivas preguntas
  •          Juzgar al emisor
  •          Culpabilizarle o sermonearle

¿A qué se debe poner especial atención?

  •          A lo que no nos dice, porque los silencios también son lenguaje
  •          A los mensajes implícitos
  •          A la discrepancia entre el lenguaje verbal y el no verbal
  •          A los efectos que nos produce en nosotros la persona que habla

Y además de todo ello, EMPATÍA. Ponernos los zapatos de la otra persona y como seguramente no calcemos el mismo número o tengamos el mismo estilo, no dar por hecho lo que debería o no hacer esa persona y no juzgarla.


Esto que a priori parece muy fácil, no lo cumplimos la mayoría de las personas y es una pena porque aprenderíamos muchas más cosas. Como bien dice Mónica Pérez de las Heras en el vídeo que he compartido, para algo existen dos orejas y una boca.

Voy a exponer dos casos distintos que creo que el receptor aunque no sin buena intención, no ha sabido gestionar bien su papel como tal.

Puede que esté equivocada y quiero añadir que soy la primera en meter la pata, por eso me encantan estos cursos, porque aprendes a ser mejor persona, conocerte, conocer a los demás y llevar unas relaciones más sanas. Dicho esto, prosigo:

¿Por qué cuando le preguntamos a alguien sobre algo que le ha ocurrido le restamos importancia? No lo entiendo, muchas veces se hace por ayudar a la persona, pero es que pienso que no la ayudamos nada, todo lo contrario, se podría interpretar cómo si lo que nos contase ese individuo careciera de importancia para que ni siquiera lo mencione. ¿Quiénes somos nosotros para darle un grado de valor a una experiencia que nos cuentan? Aquí normalmente aprovechamos para contar nuestra vivencia. Si a ti te ha ocurrido eso, a mí 100 veces más; ¿Qué es una competición de desgracias? Muchas veces las personas simplemente quieren que las escuchen, sin más, sin consejos, sin restarle importancia; incluso sin animar, aunque hay muchas maneras de hacerlo.

Si verdaderamente no queremos escuchar lo que tengan que decirnos, ¿para qué preguntamos? O preguntamos para a continuación contarle algo nuestro. ¿Tanta necesidad tenemos de hablar por los codos? De esa forma, jamás vamos a saber la opinión de una persona, sus temores, sus sueños, sus necesidades, etc.

Otro caso, la conversación gira en torno a los gustos o hobbies, dos no tienen la misma opinión sobre un libro, por ejemplo. A ti no te ha gustado y a la otra persona sí. ¿Por qué tratamos de convencer a los demás de nuestros gustos? ¿Las marcas nos dan beneficios? ¿Todos somos vendedores en potencia? Lo mejor, se te puede ocurrir decir algo negativo sobre ese gusto; lo has hecho fatal porque has conseguido que la otra persona se enfade. Se tienen que respetar los gustos de cada uno, pero somos libres a todos y todas no nos gustan las mismas cosas, si no sería una pelea continúa. Así pasa que se interrumpe, se habla por encima porque es más importante lo que yo tenga que decir que tu gusto. Al final, para estos casos se tira por la calle del medio, “tienes toda la razón, no tengo ni idea sobre gustos, ¿para qué voy a opinar?” Tal vez porque tienes el mismo derecho que la otra persona.

Tanto amigos como familia, compañeros; intentamos ayudarnos, nos damos consejos, opiniones y parto de la base que siempre tratamos de hacerlo con la mejor intención, pero es que muchas veces nos estamos equivocando al escuchar, porque no lo hacemos con los cinco sentidos y si verdaderamente nos importamos, vamos a hacerlo bien.

Alguien me dijo una vez y aunque la frase es de Pitigrilli, no me la transmitió él:

“No me den consejos, sé equivocarme sola”


La vida es de cada cual, escuchemos y si esa persona necesita nuestra “sabiduría” ya nos la pedirá, tampoco quiere decir que hagamos como que atendemos y no le pongamos ganas, sin llegar a los extremos, se pueden conseguir muchas escuchas activas.


¡¡Te dedico la canción, amiga, pronto nos vemos!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario