Me gustaría antes de que
finalizara este año narrar un recordatorio de anécdotas que nos hicieron
bastante gracia a mi familia y a mí. Siempre acabo en las situaciones más
insospechadas de una manera torpe, pero siempre con mucha gracia. Reírse de una
misma es un deporte muy sano, vamos a practicarlo.
Un día caluroso en la piscina, mientras
mi hermana y J me esperaban para darse un baño, decidí acudir a los
vestuarios, por necesidades fisiológicas y ponerme la vestimenta típica de
piscina. Ese día, decidieron los trabajadores de mantenimiento cambiar las
puertas, lo que suponía que había que ejercer bastante fuerza para abrirlas,
sobre todo, aquella intrépida que decidiera echar el cerrojo. Esa fui yo, al
menos no estaba sola, siempre me quedaba las tecnologías, así que decidí que
menos ponerme a gritar como si hubiese un incendio, me senté y comencé a
transmitir mi situación a través del teléfono a un grupo de familia, también
llamé a los que estaban en la piscina en ese momento, pero como es normal, no
tenían el teléfono.
Pasados cinco minutos y
observando la abertura que había debajo de la puerta, pensé y puse en práctica,
intentar pasar debajo. Eso sí, primero la mochila y luego yo con el bolso
puesto, no soy una sílfide, no cabía y tampoco era cuestión de quedarme encajada,
pues el bochorno hubiera sido enorme.
Transcurrido un rato, vino mi
salvadora, mi hermana que preocupada por mi tardanza decidió acudir al lugar de
los hechos. J no estaba nada preocupado, es más, pensaba que mis
necesidades fisiológicas estaban llevando su tiempo y que ya llegaría. Cuando ella
alcanzó el vestuario, había una persona más allí, al escucharle grité.
Finalmente vino el encargado de la piscina a rescatarme. La mujer que se
encontraba en ese momento, pensó que esos ruidos de forcejeo se trataban
simplemente de alguien que se estaba vistiendo o simplemente acabando de
realizar lo que quiera que se realice cuando acudes de urgencia a un WC. Claro,
aquí me pregunto si es necesario bailar sevillanas cuando estás acabando, dar
golpes a una puerta o un forcejeo no es propio del ritual, cosas más raras se
han visto. Todo quedó en una simple gracia del verano.
Me volvió a suceder lo mismo
posteriormente en otro lugar, pero esta vez alguien vino en mí auxilio, en
cuanto me escuchó.
El segundo acontecimiento sucedió trabajando. Primer día, nervios, grupo de personas con otra
nacionalidad, con dudas de si nos entenderíamos; por suerte hablaban español y
a pesar de un primer obstáculo que tuvo la red wifi, se superó. Cuando llegas a
un sitio y no sabes la mitad de las cosas, acabas muy perdida.
También era un día caluroso y
para poder remediar esto, había que poner el aire acondicionado. Hoy en
prácticamente cualquier empresa es raro que no haya aire acondicionado, ya sea
por medio de mandos o centralizado con la informática.
Debido a que no encontraba los
mandos, ni los aparatos, ni me respondían al teléfono; mi sorpresa fue cuando
debajo de la mesa encontré un ventilador. No se me ocurre otra cosa que coger
el ventilador y llevarlo a una sala con treinta personas y una de ellas,
hablando en japonés; quitar pertenencias de alguien de un asiento ponerlas en
otro y conectar allí el aparato. Las caras eran un poema: sorpresa, risa,
seriedad, alucinación. Lo mejor viene cuando toda convencida me dirijo a ellos
y les digo que lamentablemente no les va a llegar a todos el aire, el asiento
es más bajito y no abarca todo el aula. Una señorita se da la vuelta y me dice
que a ella si le llega. Pruebo las velocidades, hacen mucho ruido pero la dejo
en el tres y me dirijo a mi lugar en la entrada. Por suerte, recibo una llamada
en la que me indican que tengo que conectar un programa para poder conectar el
aire, una vez hecho esto, vuelvo a la sala y recojo el aparato, las caras
siguen siendo las mismas. Ese día, creo que con la máquina del agua caliente,
casi quemo a una de ellas y a la
pregunta tonta de, “¿se ha quemado?”; vino una respuesta de, “aún no”.
Lamentablemente fue una entrada
desastrosa, pero se quedó en la anécdota, cada vez que recuerdo el momento no puedo parar de
sonreír, me han seguido llamando, imagino que no fue tan grave. Ahora entiendo
porque mi chico me llama Bridget Jones y creo que no es sólo por los mofletes.
Para terminar esta entrada cómica
quería agradecer a mi cuñada y mi hermano que me llamaran para acudir a verles
a ellos y a mi sobrino que cada vez es superior. Cariñoso, divertido, le
encanta bailar, repite todo, se ríe, disfruta, juega. Me encanta y es que una
vez que te vas y llega el día siguiente, le echas mucho de menos.
Agradecer a mi amiga ponferradina
los días que ha aprovechado a recoger documentación en Madrid y ha pasado en mi
casa. Se le echa muchísimo de menos, todas las conversaciones de corazón, las
risas, los recuerdos rememorados, la confianza en ambas direcciones que creo
que es muy importante a lo largo de los años y a pesar de la distancia.
Gracias hermanos por todo lo que
me estáis ayudando en cuanto a lo laboral se refiere, espero algún día poder
celebrarlo de verdad con vosotros.
Finalizando, suelo sacar muchas
conclusiones a veces malas, otras buenas de conversaciones que mantengo con
personas de mi entorno y que me hacen reflexionar. La mayoría de las veces son
cosas muy buenas, porque los puntos de vista de las personas aunque sean
diferentes te dan otra posibilidad de ponerte otro cristal. También hay veces
que no te transmiten buenas vibraciones, quizás porque no estás en la misma
onda, porque esa persona no ve la vida igual que tú, es más auditiva y tú eres
más visual o simplemente porque hay un choque de argumentos.
La amistad a veces es compleja y
todos tenemos determinados tipos de amigos, a mí me gusta creer, probablemente
sea muy sentimental, romántica, con muchos ideales o ingenua; que los que
consideramos con esta etiqueta siempre se alegrarán de tus logros, igual que tú
de los suyos. No como ellos, ni ellos como tú. Plantear esto desde el punto de
vista de la indiferencia, “a tus amigos les va a dar igual lo que consigas”, me
deja muchas dudas. Desde luego, tus objetivos los vas a alcanzar por ti,
independientemente de lo que piensen los demás, pero siempre te alegrarás por todo lo que consiga tu gente, aquellos a los que quieres bien. Entonces, el cotilleo para las revistas del corazón y los discursos
para las conferencias.
Otra reflexión, si la debilidad
es entendida como aquellas personas que eligen callarse en determinados
momentos y no en otros; mostrar sus emociones porque se alegran de algo que han
leído, se ponen tristes por algo que han recordado, en definitiva, tienen mucha
sensibilidad. ¿Qué se entiende por fortaleza? Luego, espero seguir siendo todo
lo humanamente débil que pueda.
Quería compartir una magnífica
conferencia del Dr. Mario Alonso Puig y una de las canciones favoritas de
Mateo.
“Lo más importante no es lo que está atrás en el pasado, tampoco es lo
que está en el futuro, lo más importante es lo que está dentro de cada uno de
nosotros”
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