Nunca he estado tan cerca del río
Tajo como cuando estuvimos en Aranjuez, en los Jardines de la Isla y todo lo
que nos quedó por ver. Ese día me encantó, tras degustar un Kebah, nos
marchamos a iniciar mi ansiada sesión de fotos y lo bonitas que han quedado,
pues una transmite una escena de cine o un viaje. El majestuoso Palacio Real
que no nos decía nada en su lado, pero mucho en su frente. Los puentes que me
recordaban a Brujas, me encantan debido a que acercan dos puntos que en un
principio estaban separados.
Creo que el Jardín me gustó
porque es Renacentista, como casi todas las grandes obras del s. XV-XVI. La
idea la inició Carlos V, pero no fue hasta su hijo que la puso en práctica. Trajo
especies de Flandes, Francia, Valencia y Andalucía, sabemos que los reyes eran
grandes coleccionistas de todo (animales, plantas, reliquias, etc) y Felipe II
era uno de ellos. Los mármoles, como no, de Italia para las fuentes, aumentaron
con Felipe III y Felipe IV. Y según he leído el agua de esas fuentes provenía
del Mar Ontígola.
En la época de los Borbones, con
Felipe V, se construyeron fuertes muros de contención, salvaguardando el jardín
del río, llamado “La Isleta”, creo recordar que había muchos patos. Los bancos
que rodean las fuentes, dónde practiqué mi silbido “besuguil”, los construyó
Sabatini, en el reinado de Carlos III.
El siglo XVIII le dio el lado
salvaje, restándole artificiosidad, recomiendo llevaros una toalla, sentaros en
el campo y mirar hacia el cielo, es un ejercicio de relajación que acabas
olvidando dónde estás. Como decía J, lo más importante de las fuentes es lo que
se encuentra sobre ellas, además del agua. Las esculturas y son varias:
Hércules matando a Hidra (como la
propia época, añorando la mitología, lo clásico, lo antiguo Grecia y Roma)
Apolo, Fuente del Reloj,
Espinario, Venus (su material enviado desde Florencia, se cree que se consiguió
tras la Batalla de Lepanto), Baco, Neptuno, etc.
Felipe II, en 1561 ordenó la
sustitución de la vieja residencial maestral por un antecedente a lo que hoy es
el Palacio Real. Hasta Felipe V, quedarán aplazadas las obras del nuevo
edificio y es que “las cosas de palacio, van despacio”. Se destruyó por un incendio
y Fernando VI, encargará su reconstrucción. Se amplía con Carlos III, Sabatini
se encarga de las alas de poniente que limitan la gran Plaza de Armas, en la
que se hacían bailes, la capilla será decorada por Bayeu. No lo vimos en su
interior, queda pendiente.
Sólo puedo decir que la visita
mereció la pena, el sitio es precioso, buen ambiente y con buena compañía, nos
sirvió para recordar anécdotas sobre lo que supone comenzar. Todo se fraguó en
una de mis épocas favoritas, “La Edad Moderna”.
“Hay momentos en los que miras atrás y no sabes exactamente que pasó,
sólo sabes que desde que pasó, nada volvió a ser lo mismo”
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