Tras nueve años, reaparece de
nuevo en una librería de París en la que expone una noche, a través de su primer
libro. Se somete a una rueda de preguntas y presenta los lugares, gracias a Thomas Wolfe “El ángel que nos mira”, “somos la suma de todos los momentos de nuestras vidas”. Su narración,
habla de lo que es conocer en profundidad a alguien y añadiría que a él mismo. Les
cuenta la posibilidad de un segundo libro en el que el hilo argumental se
tejerá en torno a una canción pop, “la
felicidad subyace en la búsqueda, no en los logros”. Ese segundo libro,
diría muchas cosas de nuestro protagonista, no es feliz a pesar de tenerlo
todo.
En una aparición inesperada, ella
se presenta, escuchándole. “Dentro de
cada momento, hay otro momento”. Ella va en su busca, tras leer su libro,
del que es su musa. Mientras se dirigen a por un café, llega la gran pregunta, “¿Fuiste a Viena?”, ella no pudo debido
al fallecimiento de su abuela, él le miente, para terminar confesándole que
fue, empapeló la estación con su número de teléfono, por si llegara con retraso y su vida perdió sentido.
Esa novela que narra la primera
parte de la trilogía, esa noche, en la que se conocieron tras abandonar su tren
en Viena, escribía un final distinto donde se conocían y se daban cuenta de que
no se entendían. Dado que creer en el amor es lo que más vende. Ella cree que
idealizaba la noche. Observa halagador y perturbador, formar parte de la
memoria del otro. Verse a través de otro espejo, el del otro.
Se cuenta cómo han transcurrido
sus vidas desde esa quedada pasados seis meses, hace nueve años. Ella trabaja en la Organización Sin Ánimo de
Lucro, “Cruz Verde”. Al servicio de las realidades socioculturales que
atraviesa Colombia, debido al conflicto armado interno. Sus reglas son: la no
discriminación para ayudar, ya sea por sexo, raza, etnia, religión. Igualdad de
derechos y obligaciones. Red de apoyo. “Cruz Verde Ambiental”, protege el medio
ambiente, generando un cambio de conciencia. La protagonista hace estudio de
las aguas y viaja a la India. Finaliza sus estudios en Ciencias Políticas, muy
interesante carrera, apasionante y bastante práctica si se utiliza bien. Él, admira
como es capaz de llevar su pasión a la práctica y es el punto álgido de que
algo está cambiando a mejor. Ella no ve que sea a mejor, cuando existen
industrias que utilizan la mano de obra barata y se siga enriqueciendo la
industria del armamento.
Han vivido en el mismo país sin
llegar a encontrarse. Ella se marcha de
Nueva York por la violencia en los medios y porque un agente de policía le
invita a que consiga un arma, para poder defenderse, trata de quejarse pero
ante el papeleo, decide marcharse. Echa de menos el buen talante de las personas
americanas y les compara con los parisinos, a los que califica como gruñones. Cómo
en Europa del Este, cuando aún estaba dominada por el régimen comunista, en
Varsovia, cambió su manera de pensar, despejó su cerebro. Paseaba por el
cementerio judío, alejada de todos sus hábitos. Reflexionan, sobre la inmediatez
de la vida, para apreciar las cosas.
Cómo hay personas que disfrutan
de las pequeñas cosas, sin que tengan interés en que su nombre aparezca en la
prensa. El deseo, “fuerte inclinación de la voluntad hacia el conocimiento,
consecución y disfrute de algo”, es el motor de la vida. Reflejo de la vida, en
término medio, tratar de alcanzar algo, sin enfadarse, si no se consigue. Él ha vivido en un Monasterio Trapense Católico Cisterciense; siguen la regla de San Benito, evitan la relajación, es una vida
austera. Viven en armonía con todo. Se dedican estrictamente a la
contemplación, a la observancia.
Las tres películas tienen en
común esos paseos, mientras mantienen vivos diálogos. Hablan de esa noche en la
que ella muestra recuerdos olvidados, cuando en realidad es mentira. “Recuerdos maravillosos, si no tienes que
afrontar el pasado”. Cómo se sigue enfrentando igual a la vida, la esencia
de las personas no cambia. “Si has
perdido la fe en la magia o en el misterio, es como si estuvieses muerto” A.
Einstein. La dificultad de comunicar con las personas, se da en contadas
ocasiones, algo que comparto. Sobre todo, la conexión, conectar completamente
con alguien se da en algunos casos y no siempre, no es algo común. Quizás por
eso, cueste tanto olvidarlo o dejarlo marchar cuando se consigue.
Expone el caso de una amiga que
ha tenido problemas en el dormitorio y no ha decidido decirle a su pareja lo
que le gustaba, hasta pasado un año, cuando eso sucede, él se siente ofendido,
ella dice que los hombres se sienten amenazados con ese tema, él, que dejó pasar
demasiado tiempo. Confianza.
Nuestro protagonista está casado
y tiene un hijo, pero él no está enamorado de su mujer, sino de ella. Ella vive
una relación con un reportero gráfico que se deja llevar por la fotografía,
olvidándose de la persona. Su relación es a distancia, tal vez, porque no puede
soportar el día a día.
Paseo en barco por el Sena, Notre
Dame, hasta 1163, existió una Iglesia románica en ese lugar. Apreciando su
majestuosidad le narra, cómo en la ocupación alemana no pudieron destruirla.
Él cree, que escribió ese libro
para volverse a encontrar, para no olvidar los detalles, porque fue real. La mayoría
de las personas olvidan los detalles cuando finaliza una relación. Ella nunca
olvida a nadie, porque nadie es reemplazable, le cuesta recuperarse y
asimilarlo. Le gustan los detalles, son reflejos de cada uno de nosotros. A mí
esto me parece precioso y lo comparto, pues aquello de que, un clavo saca a
otro clavo, no es cierto, es sólo el tiempo el que lo calma y nosotros. Entonces
sí, se puede conocer a otra persona, pero esa persona no va a reemplazar a la
otra y lo bonito es eso. Si todos fuésemos iguales, daría igual, no reconoceríamos
a la persona con la que queremos estar, sino que podríamos elegir a cualquiera.
Si algo que destaca en esta
trilogía es el binomio chico/chica y en su conjunto la pareja, sobre todo, en
las dos últimas películas, podrían darse situaciones trilladas o que son
reconocibles en muchas relaciones, pero tratadas con un trasfondo y una
verbosidad impecable, impresionante, analítica, filosófica y reflexiva.
En la parte final, acabado el
paseo, ella analiza la relación que tiene él con su mujer, argumentando que los hombres
necesitan ser imprescindibles, ella quiere a alguien que la quiera y a la
inversa, pero no dejar de ser independiente. Esto, es fundamental, la sumisión
de cualquier parte, no garantiza la unión de por vida, sino todo lo contrario o
algo mucho peor, la manipulación grave. Se reflejará el carácter aún más limpio
de ella, en la tercera parte, al igual que el de él. Por ello, expresa que
cuando más feliz se siente es estando sola, aunque de joven era muy romántica,
cada vez le resulta más difícil mostrarlo, tal vez haya dos razones, una es el
miedo a que nos hagan daño o que esa persona, no es. Todos sus ex están casados
y le dan las gracias por mostrarles lo que es el amor y respetar a la mujer. Cuando
decide embarcarse en otra relación, sabe que no funcionará, una manera de
autoprotegerse y condicionarse, cuando el verdadero motivo es, ese chico que
conoció una vez en Viena.
Finaliza con un vals, dedicado a
él y su imitación de Nina Simone. “Pequeño, creo que vas a perder ese avión”. “Lo
sé”, fundido.
Lo que más aprecio de esta
segunda entrega , es que los dos, están destinados a encontrarse y a quedarse
el uno con el otro, da igual que la vida la tuvieran más o menos hecha, siempre
llega algo que la remueve, que la agita y que no puedes dejar que se escape,
sobre todo, una persona con la que conectas, te sientes cómoda e
irresistiblemente atraída. Continúan conociéndose, partiendo de dónde lo
dejaron, aunque hayan pasado nueve años, apenas se aprecia. Lo que esa noche
causó en sus días y cómo lo convirtieron en música o letras. La primera parte,
muestra al finalizar, los lugares en los que estuvieron. Esta segunda parte, en
los que van a estar. El paso del tiempo, del pensamiento, de la edad, se
reflejará claramente en la tercera, sus caracteres muy definidos. La segunda es
una transición de la primera a la última, ambas equivalentes en muy distinto
grado, la plena juventud y la plena madurez, en diálogos, para mí la
última gana en algunas ocasiones. Si tuviese que ponerle una pega, sería que me
ha costado creerme el final, aunque es posible. Lo que más valoro en
ese final, es la capacidad de reinventarse para continuar tu camino al lado de
una persona.
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