viernes, 10 de octubre de 2014

Ocho buenas premisas...

Hoy ha llegado el día, en el cual, se acabaron las injusticias, ese día en el que saber que de aquí en adelante todo cambiará, empezando por dejar de quedar bien o mal, con esto me refiero a dejar de preocuparse por si tus actos o tus palabras molestan, porque los demás no lo hacen por ti.

Nunca es tarde si la dicha es buena, ¿no? Hace un par de días leí unas palabras de la actriz Meryl Streep que me encantaron y quiero transmitirlas aquí, dejar constancia, porque estoy totalmente de acuerdo con éstas. Trataré de analizar punto por punto.



      “Ya no tengo paciencia para algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino simplemente porque llegué a un punto de mi vida en que no me apetece perder más tiempo con aquello que me desagrada o hiere. No tengo paciencia para el cinismo, críticas en exceso y exigencias de cualquier naturaleza. Perdí la voluntad de agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de sonreír para quien no quiere sonreírme. Ya no dedico un minuto a quien miente o quiere manipular. Decidí no convivir más con la pretensión, hipocresía, deshonestidad y elogios baratos. No consigo tolerar la erudición selectiva y la altivez académica. No me ajusto más con la barriada o el “chusmerío”. No soporto conflictos y comparaciones. Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible. En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición. No me llevo nada bien con quien no sabe elogiar o incentivar. Las exageraciones me aburren y tengo dificultad en aceptar a quien no gusta de los animales. Y encima de todo ya no tengo paciencia ninguna para quien no merece mi paciencia”

1º “Perder el tiempo con aquello que nos hiere o nos desagrada”. Hasta la propia palabra lo dice, perder. Mejor ganemos el tiempo pensando en cosas que nos motiven y haciendo cosas que nos llenen de sentido y aquí, entra también el hecho de obligarnos a llamar o quedar, cuando otras personas no pierden tanto el tiempo en hacerlo con nosotros, para que nos vamos a preocupar. Lo suficiente e imprescindible nada más, nadie va a vivir tu vida por ti, ni tú vas a vivir la vida por ellos. Con lo cual, los compromisos debemos tacharlos y no existen las obligaciones, que aquello que hagamos sea porque realmente nos apetece hacerlo, independientemente de lo que va o no a parecer. Las interpretaciones no son hechos tangibles, no deben pesar a la hora de tomar una decisión o realizar aquello que nos place.

2º”Paciencia para el cinismo, críticas en exceso y exigencias”. Lo primero, las cosas que nos autoimponemos como obligación nunca se llevan bien, acaban convirtiéndose en una pereza, la exigencia la cambiaría por constancia. No hay nada como repetir las cosas 10.000 veces para que se cree un hábito y pase a ser una costumbre en tu vida. Llevarlo como algo que tengo o debo hacer, acaba en la lista de los debería, si hubiera hecho, etc. Para el cinismo no existe la paciencia, igual el pasotismo. Porque las personas que no van de frente y les gusta realizar tretas para conseguir lo que consideran su premio no van con la gente honesta. La palabra crítica tiene una connotación muy negativa, me considero una persona que no las acepta bien, pero tengo que añadir que hay muchas maneras de realizarlas; están las constructivas que siempre aportan una solución o posible consejillo que puede guiarte y luego; están las críticas porque sí. Aquellas por complejos, inseguridades, envidia, etc. Soy de la opinión que es peor para quién las hace que para quién las recibe.

3º.” Perdí la voluntad de agradar a quién no agrado, de amar a quién no me ama y de sonreír para quién no quiere sonreírme”. Por supuesto es un trabajo de tontos, nunca vas a caerle bien a todo el mundo, por eso con personas nos sentimos identificados, existe complicidad, empatía y con otras personas, no. Directamente no tienes ni trato porque aunque puedas tener una confianza cordial si es que coincides en un trabajo; creo que incluso con el panadero, camarero o personas con las que te cruzas cada día, tienes mejor trato que con aquella que no sientes ni simpatía. Las hay, todos y todas las tenemos, no se puede cambiar. En cierto modo, es lógico si todos fuésemos iguales, nos pelearíamos por la misma persona una y otra vez. Menudo agotamiento. Directamente no requiere ningún esfuerzo agradar a quién no le agradas y más si es evidente. Somos millones de personas en el mundo, alguna habrá a la que encantemos. Lo segundo, clarísimo también, a veces nos resulta bastante complicado. A una persona que no le gustas ni en pintura, no te empeñes, porque al final sufriremos más que amaremos, no cambia. Estos sentimientos se notan, cuando estás con alguien que quiere estar contigo para pasar el rato o que quiere estar contigo porque le encanta permanecer a tu lado. No hay color, las señales suelen ser evidentes, pero no hay más ciego que el que no quiere ver. En el tercer caso, bueno no es algo preocupante, tantas veces he tenido la cortesía de saludar a mis vecinos y ni siquiera se han parado a levantar la cabeza o a responderme. No merecen ni mención, dicen que la risa se contagia, no es un mal modo de hacerlo, pero ni es obligatorio que te sonrían como tampoco a la inversa.

4º.” Ya no dedico ni un minuto a quién miente o quiere manipular”. Sólo tenemos que dejar de ver las noticias, leer algunos periódicos, dejar de escuchar a aquellos que nos representan que nunca son responsables de nada, sólo de recibir un voto, para poder llevarse el dinerito a fin de mes. Seguro que todos sabéis quiénes son y ni siquiera los he nombrado. Ni un minuto más se le dedica nuestra atención. Si no tienen la suficiente vergüenza para actuar como su deber les corresponde que no se lleven las manos a la cabeza con los resultados que obtienen. Por favor, dejad de culpabilizar a  otros que ya tienen bastante con lo que tienen, sólo espero que no quedéis impunes como casi siempre ocurre. Basta ya, de restregar que tenéis vuestra vida solucionada, reírse de la gente descaradamente me parece no tener un ápice de humanidad.

5º.” Decidí no convivir más con la pretensión, hipocresía, deshonestidad y elogios baratos” Para mantener los pies en la tierra no hay que hacer mucho caso a las críticas, pero tampoco a los elogios. La clave está en fijar una meta, luchar por ella cada día y no olvidar jamás de dónde venimos; la humildad es la base para no caernos estrepitosamente. Si además, realizas todo ello con medios nobles jamás podrán llamarte ladrona de aquello que no te pertenece. De ahí, salir a buscar lo que es tuyo por naturaleza, porque te lo mereces, lo has ganado pulso a pulso. La celebración entonces tendrá sentido.

“No consigo tolerar la erudición selectiva y la altivez académica. No me ajusto más con la barriada o el chusmerío. No soporto conflictos y comparaciones.” Primer punto, no sabía que tener un título universitario fuera sinónimo de grandeza, inmortalidad, ser superior, divinidad. Fíjate, yo soy más ingenua, realmente pensaba que tener un título universitario servía para cambiar las cosas a mejor, labrarte un mejor futuro, amueblar la cabeza, tener más oportunidad y por supuesto, ayudar a los que no lo tienen tan fácil, ser más humilde si cabe. Las charlas doctrinales que dan algunas personas y sobre todo, considerar que su labor es la más importante no ayuda, crea problemas; no acerca y empatiza, aleja; pierde credibilidad. En mi caso estoy más que harta de las quejas y de las personas que han sido capaces de estudiar una carrera considerada difícil, te tomen por idiota al no estar en su nivel académico. Sobre todo, cuando ni siquiera se han parado a conocerte. Los prejuicios nos los vamos dejando ya, para otra época. Segundo punto, los “chismes o cotilleos”, para los programas del corazón. Las comparaciones nunca fueron buenas por eso somos seres individuales, nos unimos para crear, ayudar; no, para competir y machacar.

Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible. En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición. No me llevo nada bien con quien no sabe elogiar o incentivar” En la variedad está el gusto, si no sería aburridísimo. Casi todas las cosas son moldeables y la vida es muy cambiable para tener que llevar costumbres tan a rajatabla. La amistad es un pilar muy importante para quebrantarla, pero como el amor, lo elegimos, nadie está obligado a permanecer al lado de nadie, por lo tanto, ya que tienes a esa persona contigo, cuídale. La motivación debería ser la base de la productividad en las empresas y centros de estudios, siempre se hace más en estado de energía que en una insatisfacción continua.

Las exageraciones me aburren y tengo dificultad en aceptar a quien no gusta de los animales. Y encima de todo ya no tengo paciencia ninguna para quien no merece mi paciencia.” Finalmente, a mí también me cuesta aceptar a las personas que no aceptan a los animales, sobre todo las personas que los maltratan, para mí no merecen nada bueno. En algún momento, todos nos hemos tomado las cosas a la tremenda o nos hemos puesto catastrofistas, las cosas con humor son más sencillas, pero de vez en cuando, caemos a la deriva, hasta que volvemos a divisar el horizonte. Un proceso por el que cada uno de nosotros pasa en mayor o menor medida. La paciencia tiene un límite, no la cansemos.



¡¡¡Muchísimas gracias, Sonia!!! Este gran dibujo representa una de las cosas que más quiero, los libros. Con tu arte, me has hecho feliz. Un abrazo enorme, te quiero mucho guapa.



“Tener paciencia para esperar el momento justo de actuar. Sabiduría para no dejar escapar la siguiente oportunidad. Y orgullo de sus cicatrices”. (P.C)


2 comentarios:

  1. Buena disección y muy apropiada, sobre todo teniendo en cuenta que en estos tiempos la gente se pelea por hablar más alto y el primero.. pero escuchar lo que se dice escuchar....rodeados de sordos inmisericordes.. no nos damos de cuenta que hasta de lo más simple aprendes y mucho.. Como siempre genial. Bs ( Pandora)

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    1. Por supuesto que escuchando se aprende y mucho. Esta tarea también se puede aprender como el que lee o escribe, convertir la escucha activa en un hábito. Nunca es tarde. Preciosas palabras, Pandora. Gracias por estar ahí. ¡¡Un abrazo!!

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