“Vuelta
a la rutina, se acabó el verano”,
estas son las frases que se suelen decir cuando nos incorporamos a nuestras
costumbres tras pasar unos días de vacaciones en la playa, montaña, de
descanso, etc.
Mi verano en particular ha sido
presentar un lugar del que me siento muy cercana, a mi chico. Practicar ese
deporte del que algo esencial es la paciencia como es la pesca, leer, pasear,
volver a visitar lugares que siempre están distintos cada vez que vas, recoger
patatas; en definitiva, actividades que no sueles hacer cuando vives en una
ciudad.
Mi vuelta ha sido intensa acabando otro
módulo de Artes Gráficas, queda la recta final y después ya veremos que nos
depara el futuro, me siento contenta pues de momento una agencia que selecciona
a trabajadores parece esperar a que acabe, aunque no es el trabajo para el que
he estudiado, sí es uno en el que tengo experiencia. Siempre me ha gustado aprender sea el ámbito
que sea; para mí lo importante es el ambiente laboral, claro que también
tendría que añadir que no soy la misma persona que hace un año y ya no me voy a
rendir tan fácilmente, si a alguien se le ocurriera poner trabas o zancadillas,
lo tendría bastante difícil para que yo decidiera marcharme por la puerta de
atrás.
Respecto a esos pequeños placeres que
tanto me gustan (cuidado con los spoilers):
Hart
of Dixie, la finalicé hace poco, dos
temporadas seguidas. Me ha encantado, estoy deseando continuar con la cuarta
que creo que es la última. Seguiré apostando por el vecino de la doctora aunque
ese nuevo escritor, ¿cómo no iba a gustarme?, también casaba muy bien con ella.
Descubrí una nueva canción para mi lista que de tanto escucharla me daba hasta
pena. El problema es que suelo relacionar las cosas que veo, leo con los
estados de ánimo y aunque me encanta esta serie la tercera temporada no fue en
una semana muy tranquila, así que no pude cogerle bien el gusto.
Downton
Abbey, segunda temporada finalizada. Cada
vez me parece más bonita y qué final. Por supuesto en versión original que
suelen mejorar bastante su calidad.
Retomando la segunda temporada de Orphan Black, también en versión
original. Desentrañando la madeja de los clones, tengo que confesar que aún no
he encontrado una serie de este estilo que supere a Fringe.
Respecto a las últimas películas
visionadas me quedo con: “El niño”,
me alegra saber que será la que se lleve a los Óscar, muy buen trabajo de Daniel Monzón. Jesús Castro demuestra
que para no haber trabajado nunca como actor lo sabe desempeñar fenomenal. Mi gran
Luis Tosar, como siempre, impecable en su papel de Guardia Civil lo que me
lleva a seguir pensando que como Bevilacqua,
lo bordaría.
“Labor
Day”, gran interpretación de Kate
Winslet, precioso largometraje. Un drama que viene a decirnos cómo aprovechar
hasta las situaciones más inverosímiles; porque nunca sabes quién va a llamar a
tu puerta y si esa persona realmente es el amor de tu vida.
“The
lunchbox”, una película india que
aunque es lenta te deja apreciar multitud de detalles. Destacaría sus
costumbres como: comer en el suelo, con la mano, saboreando la comida, aroma y
especies. La red existente entre la casa y el trabajo, a través de la comida. Jamás
pensé que existiría una empresa que lleva la comida de casa al trabajo. La
ausencia de las personas que más cercanas están a nosotros, volcándose en las
desconocidas para abrirles tu corazón. La
cercanía de los familiares a través de una cesta con condimentos y una voz,
encantadora. Cómo, si no tienes a nadie
para contarle tus cosas, las acabas olvidando. El gran aprendizaje es que “el tren equivocado puede llevarte al lugar
deseado”.
En cuanto al asunto literario, ha sido
un verano aventurero e histórico. He degustado “Dime quién soy” de Julia Navarro y creo sinceramente que todas las
mujeres o al menos las más sensatas nos sentimos o nos hemos sentido como Amelia Garayoa. Gracias a ella, me recorrí
gran parte del mundo a lo largo de más de 1.000 páginas.
Siguiendo con mi crecimiento personal, “La brújula interior” de Álex Rovira. Muy recomendable, es increíble que los niños escuchen tantas veces no y al
final, sin intención o con ella, sufran nuestras inseguridades o malos días.
“Dictadoras:
Las mujeres de los hombres más despiadados de la historia” de Rosa Montero. Muy bien documentado.
“La
gente feliz lee y toma café” de Agnes
Martín-lugang, fastidiosamente me defraudó, esperaba muchísimo más de este
título. En mi opinión, tan sólo tiene relación con una frase hacia el final del
libro y cayó en una historia de amor-desamor, quiero y no puedo, estoy
mal-bien. Me sentó fatal, debo admitirlo. Muchas veces elijo los títulos
conforme a pura seducción, lo siento por la autora.
Cambiando de tercio, desde aquí le deseo
a una persona muy especial para mí que decida lo que decida le apoyaré siempre.
Tome el camino que tome estará bien, porque finalmente será su decisión y ambas
son muy buenas. Sin dejar de trabajar y poniendo empeño, se consiguen muchas
cosas.
Por último, quisiera añadir que la mayoría de las veces nos complicamos la existencia con cosas que finalmente no son útiles. En la vida siempre hay que elegir y aunque no lo creamos lo hacemos cada día, con las decisiones que tomamos. Simplemente hay que saber hacerlo mejor, nunca se puede estar en medio. Cada uno tiene una personalidad, hay que tratar de amoldarse, pero tampoco dejar que los demás decidan por nosotros, ni temerles por su reacción.
Por último, quisiera añadir que la mayoría de las veces nos complicamos la existencia con cosas que finalmente no son útiles. En la vida siempre hay que elegir y aunque no lo creamos lo hacemos cada día, con las decisiones que tomamos. Simplemente hay que saber hacerlo mejor, nunca se puede estar en medio. Cada uno tiene una personalidad, hay que tratar de amoldarse, pero tampoco dejar que los demás decidan por nosotros, ni temerles por su reacción.
Os dejo con esta canción y si hay que
bailar, se baila.
“Para
mí, el año siempre comienza en septiembre”
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