El microteatro, surgió para
concebir una nueva percepción de las artes escénicas en vivo, son minisalas con
obras que duran aproximadamente quince minutos, el público ve en dimensión real
y en mitad de la escena la representación, creando una atmósfera de cercanía y
complicidad, a un precio muy asequible. El viernes era la primera vez que
acudía con una amiga, fuimos a ver “El saxofonista”, una tragedia y como todas
las primeras veces, nos causó impresión, desconocía en qué consistía el
microteatro y cuando entramos, había un joven tirado en el suelo, los taburetes
muy próximos a él, me quedé paralizada hasta que me invitaron a sentarme. A continuación,
una vez ocupada la sala, entró el otro protagonista, no podíamos dejar de
observar la escena, en plena oscuridad las miradas atendían al joven desvalido
y a su compañero. No esperábamos que fuera una tragedia, pero estuvo muy bien
representada, con sorpresa al final, claramente reflejada en la cara del joven.
Por cierto, tenía una voz preciosa, grave, varonil, profunda, de las que hacen
eco, de las que se meten en el oído de manera amable, de las de radio o teatro.
Lo estupendo hubiese sido meternos en otra sala a ver una comedia, porque nos
supo a poco, como un aperitivo antes de cenar, pero sólo por la novedad y esa
gran interpretación, mereció la pena, repetiremos muchas veces. Y además ha
sido una manera de reinventarse, frente a la crisis, las artes siempre agudizan
su ingenio y lo hacen de una manera grande en dosis pequeñas.
Terminamos la noche en la tienda
de National Geographic, cenando, tomándonos unos daiquiris de fresa y
mango, también la recomiendo, ponen buena música ambiente para charlar
relajadamente y no suele ser un sitio muy concurrido, cosa que a veces se agradece
bastante. Aunque lo que comimos me encantó, no le hace competencia a la vichisoise de mi hermana, muy rica.
La penúltima recomendación, “Jesús
me quiere” de David Safier, os aseguro un rato divertido o varios, depende de
vuestras ganas y rapidez en el hábito de la lectura. Una historia surrealista y
ha tenido varias críticas negativas, porque este humor como el de los Monty
Python o el de Woody Allen, no gusta a todo el mundo. También es cierto que
como toca un tema religioso como el juicio final, la vida de Jesús, me imagino
que puede herir la sensibilidad de muchas personas, aunque sea descarado, sigue
siendo divertido y no deja de ser una broma que finalmente tiene algo bonito
que decir. Su libro de “Maldito Karma” que tiene mayores seguidores, también
creo que es un absurdo, porque no conozco demasiadas personas que se hayan reencarnado
en un insecto, animal, etc. Como ya son dos de sus libros que me gustan y que
lo único que busco es que me saquen sonrisas, seguiré leyéndolos. Una de las
cosas que más gracia me hizo fue la comparación con un miembro de los Bee Gees,
nunca me lo habría imaginado. Las cosas no hay que tomárselas tan en serio,
siempre se debe tener respeto, pero no exagerarlas y quizás si fuesen más
divertidas, más sencillas, les prestaríamos más atención. Las transformaciones
del diablo también tienen su punto. Tomarse una pizza con el carpintero en el
mundo de hoy día, es muy original, creativo. “No te inquietes por el mañana, porque el día de mañana ya tendrá sus
propias inquietudes”
Última recomendación, “In the
mood for love o Deseando amar”, película hongkonesa del año 2000, los dos
protagonistas representan en realidad a cuatro, además de su historia, hacen
las de sus respectivas parejas. De una forma muy sutil se puede observar cómo
crece la intimidad por las miradas, las manos. Cuando se va a contar algo nuevo
la escena se cierra en oscuridad, como si se apagara. Secuencias seguidas que
parecen la misma, son varios días que se aprecian a través del vestuario
distinto en la protagonista, mismo vestido, diferente color. Ambos son
elegantes en sus formas, en el vestir, en sus sentimientos. Se repiten escenas
o diálogos en forma de ensayo, sobre todo cuando tratan la vida de sus parejas,
ausentes, pues siempre están de viaje. La banda sonora, todavía me ha gustado
más, siempre sonaba la misma canción en fotogramas en los que de forma paralela
estaban decididos a encontrarse. Otra canción en momentos de duda, rechazo,
ganas, sentimientos reprimidos, miedo.
Os dejo con ambas canciones. Y una
de sus frases,
“Dime que no ha
pasado mucho tiempo, que no somos los mismos pero que el dolor ha cesado. Cuál
es la pregunta ahora... ¿Somos felices? ¿O seguimos con la ilusión perdida
porque no hemos querido traerla hasta aquí?”
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