Me quedaron muchas cosas por
decir la semana pasada, cómo disfruté del Campo del Moro con mi amiga y
escuchamos al pavo, pavoneándose. Mi día alucinante en el Retiro, en muy buena
compañía, gracias amiga, por ese Ching, sólo puedo decirte que mi última
consulta se convirtió en deseo, ipso
facto. Saltamos, intenté hacer algunas volteretas, pero como todo intento
se quedó en el propósito, aseguramos risas y buenas fotos. No sé a ti, pero hasta
hace poco he tenido agujetas de remar a pleno sol, en esas aguas turbias. ¡Qué
bonito es el Parque del Retiro! Teniendo en cuenta que era lugar de escapada de
reyes, como Felipe IV o Felipe V, no podía ser feo. Y por último y no menos
importante, quería resalta que estuve con mi pequeño sobrino, Mateo. Cada día,
es más guapo, más simpático, le encanta todas las tonterías que le haces, le
encanta bailar y te sigue en tus pasos. Lo mejor es ver el efecto que causa en
sus papis y tíos, abuelos. ¡¡¡Cómo te queremos!!! Deseando verle, le tengo
aburrido con tanta foto, ojalá todos los niños pudiesen estar de esa forma,
viene a colación con lo que escribiré a continuación.
Esta semana no ha habido visitas
culturales, pero sí mucho trabajo y sobre todo aprendizaje, hoy he visto un
documental en You Tube, que os recomiendo encarecidamente, se llama “Not my life”, es en inglés, pero lo
principal y más importante lo entenderéis, producido por Unicef y narrado por
Glenn Close. Nos habla del tráfico a escala global, millones de niños son
explotados, forzados en labores muy duras, vendidos para explotación sexual y
si lo anterior es atroz, lo que más me ha impactado a mí, ha sido los niños
soldados. No hay dinero, ni medios para llevar educación, en realidad si lo
hay, seguro, en cambio llevamos armamento, enseñamos a que se maten ellos
mismos, unos a otros, en más de 90 países. ¿Quiénes son los responsables de esto?
¿Por qué sigue existiendo o con qué fin? ¿Cuándo vamos a cambiar nuestra
actitud, cuándo vamos a dejar de mirar hacia otro lado, hacia nuestros
ombligos? Los niños se merecen vivir en la ignorancia, no de la educación, sí
de los problemas, de las guerras, de la pobreza, de la escasez. Se merecen
aprender valores, jugar, hacer amigos, formar equipos, amar. No destruir, no un
maltrato. Nacen en la pobreza y les prometen pasar a mejor vida, mientras son
explotados, en trabajos precarios dónde exponen día a día sus vidas. La prostitución
de niñas, entre 13 y 15 años, no hablo de países como Tailandia, hablo de
países como Estados Unidos, más concretamente en Washington. También, Guatemala o Camboya. Una niña cuenta como la
dieron descargas eléctricas, le hicieron comer guindillas, ¿en qué mente cabe
hacer semejantes cosas? El trabajo de las niñas fabricando ropa, ésa que todos
sabemos dónde llega. Hay un mensaje positivo, que muchos niños han sobrevivido,
una de ellas, trabaja como enfermera, curioso (ayuda a los demás). A mí
personalmente, me ha llegado al corazón y he llorado mucho, nunca dejará de
sorprenderme. Me ha llevado a colaborar, no ha sido nada especial, un granito
que sumados con muchos, pueden hacer grandes castillos. No lo digo para recibir
aplausos, sólo espero que al menos sirva de cadena, para hacer algo cada vez
mejor. No estoy en situación boyante, pero otros están mucho peor. A ver qué os
apetece hacer a vosotros. Tengo claro que como en otras cosas, hay muchos
engaños, no todo llega a donde tiene que llegar, pero lo que es evidente es que
nunca puedo utilizar esto como excusa, algo siempre llega o eso quiero pensar,
ojalá pudiera verlo con mis ojos, aunque ahora mismo es imposible, pero conozco
personas que trabajan en ONGs y han producido muchos cambios positivos. En otras líneas defendí la información a
través de las redes sociales, portales como you tube, accedí a un listado de
documentales que no nos dejarían indiferentes, fue gracias a una amiga, a
través de Facebook. Habrá que saber manejar la información, nada más, pero
además de la actualidad, las diversiones y el cotilleo, siempre hay otras
muchas cosas a las que está en nuestras manos llegar a ellas.
1984, de George Orwell, uno de
los libros que he leído esta semana, antes de profundizar, destacaría, que me
ha llevado a una sociedad muy futurista, pero muy cercana en el tiempo pasado y
actual. Cómo el sufrimiento físico, psíquico hace que pienses o digas lo que
otros quieren que hagas, transformando completamente a una persona. El final
del protagonista es impactante. Una de las prácticas principales del Gran
Hermano es crear su propio lenguaje, destruyendo otros y es que como leí en “Ontología del lenguaje”, si cambias tu
lenguaje, cambias tu forma de pensar y por ende, tu forma de actuar. Borrar el
pasado o transformarlo en las pruebas de la historia (escritura), supone
cambiar el presente, tal vez, el futuro. En teoría, si saben lo que ocurrió en
el pasado, no deberían dejar que ocurra en el presente, aún no cambiando la
historia, no ha sido lineal, ha sido un tiempo circular, dónde las cosas se han
repetido una y otra vez. Así piensan muchas culturas americanas, creo que son
muy acertadas. Supongo que en 1984, tratan de realzar, al cambiar ese pasado
los hechos del presente, esas supuestas victorias, sobre esos supuestos
enemigos.
Profundizando, nos habla de la
Guerra Fría, el estado permanente, latente de guerra sin guerra, alerta sin
llegar a cuajar, pero en permanente tensión, desconfianza y balance de las
anteriores guerras, con grandes armas que producirían un profundo desastre, las
bombas atómicas. Ese miedo al sanguinario estado totalitario de Stalin,
reflejado muy bien por el Gran Hermano, en la novela. El escritor fue
combatiente en el bando republicano en España. Ese poder crecía gracias al
control y vigilancia que significó la Guerra Fría. De ahí, en ese s. XX
saldrían los Estados del bienestar, complejo, llamativo. Si lo pensáis bien, realmente estamos
controlados, os suena, “10.000 cámaras velan por su seguridad”, redes sociales,
blogs, se sabe lo que comemos, lo que tiramos, lo que compramos, pensamos,
tenemos, pero como decía el autor lo que está dentro de nuestros corazones no
lo sabemos ni nosotros mismos, ahí sí hay completa libertad. Añadiría que aún
así, me siento completamente libre de pensar y decir lo que quiero, puesto que
estamos en un estado de derecho y libertades, otros, no han podido decir lo
mismo. El miedo a la vigilancia, pérdida de la memoria, estos temores
desaparecen, si somos honestos, transparentes y cultivamos aquello que no
queremos perder. Claro, estaría bien que se vigilara a todos de la misma forma,
pero el propio gato puede convertirse en ratón. Crítica a la dictadura, desde
Londres, pues es en el Reino Unido dónde se presentaron los informes Beveridge
que darán lugar a la moderna Seguridad Social. El autor nació en la India, según Borges, cuna del mundo. Estudia en Inglaterra
y consigue una beca. Su origen humilde le granjeará problemas con sus
compañeros, contacto con la lucha de clases. Trabaja en Birmania con la policía
Imperial, dónde observará auténticas barbaridades. Abandona y se cambia su
nombre (identidad). Una década rozando la indigencia. Ejercerá el periodismo de
denuncia. Se casa, viaja a España y lucha entre las fuerzas anarquistas y
republicanas, esos enfrentamientos entre ellos, le hacen ver que el comunismo
ortodoxo es equiparable al nazismo, esto se refleja en su obra. Estos hechos
son manipulados en Barcelona. Compara el capitalismo, con el fascismo, con el
estalinismo. (Más información sobre el autor en http://www.bibliopolis.org/articulo/1984.htm)
El autor pretendía hacer impacto
en las conciencias y evitar los futuros desastrosos. Y retrató el año en que
comenzó a escribirla 1948, sólo habría que invertir las últimas dos cifras y lo
que se podría cambiar del pasado, evitarlo en el futuro. Son análisis de
aquellos que han estudiado la obra, el autor y el contexto que envuelve a la
novela. Tampoco creo, como he leído, que
defienda el anarquismo o ése, sea su objetivo, creo que defiende el estado de
derecho y las libertades colectivas como sociedad e individuales, derecho a la
intimidad.
“Podrían saber hasta el más pequeño detalle
de todo lo que un@ hubiera hecho, dicho o pensado; pero el fondo del corazón,
cuyo contenido era un misterio incluso para su dueñ@, se mantendría siempre
inexpugnable...” (1984)
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