viernes, 16 de mayo de 2014

Gestión alimentaria y otros gabinetes



Jueves noche, me apetecía escribir y escuchar una buena música que siempre me acerca a lo más profundo de mi ser y me recuerda a esos desenlaces de los veranos,  atardeceres naranjas, reflexivos. Mi banda de Dawson Crece es especialista en eso, más concretamente Jann Arden.

¿Por qué no, aderezarlo con un buen artículo de la “Mente es Marvillosa”? Éste en concreto habla de la relación de la comida con nuestras emociones y es que mantener una buena alimentación, un ejercicio habitual, no sólo físico sino también mental, es fundamental para poder llevar un buen ritmo de vida y sentirnos completamente sanos. Según  lo que nos cuenta Edith Sánchez, el mejor grupo de alimentos que ayuda a regular nuestras emociones son los cereales, fuente de vitamina B. En mi opinión, si son integrales mejor, no sólo porque tienen menos grasa sino porque creo que tienen más nutrientes, claro que además de dar energía se debería combinar con ejercicio porque no deja de ser un carbohidrato, aunque en este caso sus digestiones lentas en cuanto a peso, supuestamente generan menos kilos. Hace unos meses me detectaron hipotiroidismo subclínico, la alimentación que te recomiendan es que no abuses de carbohidratos y sí quizás más de vegetales, lo cierto me ha desaparecido, la doctora me dijo que una vez que aparece, ya no se va. Soy de las que piensa que no hay nada que no cure la alimentación. 



Respecto a los cereales integrales, he leído que son beneficiosos tanto para enfermedades cardiacas como para ciertos tipos de cáncer (especialmente de colon). No es bueno abusar sobre todo si están crudos como el salvado sin procesar. La fibra contiene una sustancia llamada fitatos que reducen la absorción de calcio y zinc. Los procesamientos de calor a los que se suele someter a estos alimentos eliminan los fitatos. Inciden en nuestras emociones disminuyendo la ansiedad y en mi caso el "mono a chocolate".

Alimentos que producen adrenalina y evasión en grandes cantidades: té, café, alcohol y azúcares refinados, la leche entera y frutas como el plátano, la piña, aguacate, mango. Lo contrario, pasividad, dificultad de acción: grasas saturadas, quesos salados, huevos, embutidos.






Los que deberíamos comer regularmente: frutos secos, verduras frescas, proteínas vegetales, cereales y pastas integrales, pescados y mariscos. Lo sorprendente es que la carne no la menciona el artículo en ninguno de sus párrafos, simplemente para decir que la gente que necesita energía se camufla en comer esos alimentos.





Como curiosidad, este vídeo de por qué "x" es la incógnita, hace un breve recorrido entre el mundo árabe, el griego y el latín. A mí modo de ver fue algo cómodo más que otra cosa, “sh=x”.


Esta tarde me he entretenido haciendo algunos de estos test simples que hay en las redes sociales, pero el resultado me ha parecido muy curioso. A través de unas preguntas han averiguado mi ciudad, mi color y el animal que sería.

En el caso de la ciudad me han sorprendido porque ha dado NY, no me importaría pasar una temporada por Central Park, visitar Manhattan, Brooklyn, aspirar el ambiente de Woody Allen, las grandes avenidas, por supuesto, los museos, las calles del cine. Vivir me parece raro, me conformaría con unas vacaciones en algún momento futuro.



El color ha sido el azul, de hecho es mi favorito, con una pequeña descripción de cómo soy:

“Estás en busca de armonía, anhelas la paz en el mundo y te gustaría complacer a todos. Siempre estás ahí para tus amigos y siempre estás dispuesto a darles un buen consejo. Sin embargo, te cuesta mucho decir "No" y por eso ojo que no se aprovechen de ti”.

No va muy desencaminado pues el azul tiene una parte muy sana pero tiene su parte tristona, negativa, para una habitación es ideal por ser un color frío y para alejar fondos, ampliar espacios. 



El animal, un suricata. La estación, el final del verano que me ha parecido hasta poético y romántico. Muy acertado, tal vez porque es la última etapa de reflexión ante el siguiente curso que se presenta, últimos meses del calendario y primeros del siguiente. La más bonita, aunque tiene un aire melancólico, muy novelesco.


                Por otro lado, quería mencionar algo que nos dejó perplejos a mi padre y a mí. Una señora que paseaba en silla de ruedas a su marido o al que cuidaba. A su lado iba una mujer muy mayor con bastón. La mujer mayor se sentó en un banco y de repente, la que llevaba agarrada la silla empezó a espetarle la desconsideración que tenía hacia ella por sentarse, que ella también estaba cansada, la hizo levantarse y mientras se agarraba a la silla, el otro “ser” la soltaba. No se debe juzgar las vidas ajenas, pero ante esta escena en la que ves una mujer encorvada y a otra de cincuenta y muchos que se mantiene bastante bien en pie, todavía tiene algo que decir porque la pobre abuelita se siente. A saber la carga que tenía, para decirlo, pero no pude evitar que de entrada me produjera rechazo. Mi padre tuvo la misma sensación y dijo que se le veía en la cara. Supongo que es el espejo del alma. Esperemos que las señoras ingratas aprendan a comportarse con sus mayores. 

Una pequeña anécdota final, tengo que confesar que hace poco descubrí que fue lo que realmente a J le hizo enamorarse de mí y fue mi torpeza. Soy una persona muy torpe, de hecho, cada vez que he visto algún capítulo de “Desperates housewives” me he sentido muy identificada con Susan. Hoy mientras esperaba a que llegara el metro, observaba a una chica que debía llevar integrados unos altavoces en sí misma porque se oía a “Camela” a todo trapo. Mientras, tosía y salió disparado mi caramelo, al principio no lo encontraba, miré hasta dentro de la manga del jersey por si el insensato se le había ocurrido meterse allí, pero no, menos mal que se quedó pegado a mi manga y me di cuenta a tiempo, lo mejor es que nadie me vio, sólo las cámaras que velan por tu seguridad.

Disfruten:

“La seriedad es también una cualidad relativamente fácil de entender, de definir y, en cierto modo, de practicar. En cambio, lo que sí es difícil de definir, y no a todo el mundo le es dado percibir y apreciar, es lo cómico. El humorismo, que consiste en la capacidad de entender, apreciar y expresar lo cómico, es un don más bien escaso entre los seres humanos.

Entendámonos: el humorismo chabacano, facilón, vulgar, prefabricado (=chiste) está al alcance de muchos, pero no se trata de auténtico humorismo. Es una deformación del humorismo. El término humorismo deriva del término humor y se refiere a una sutil y feliz disposición mental sólidamente basada en un fundamento de equilibrio psicológico y de bienestar fisiológico.

El humorismo es, claramente, la capacidad inteligente y sutil de poner de relieve y destacar el aspecto cómico de la realidad. No debe suponer una situación hostil, sino más bien una profunda y a menudo indulgente simpatía humana. Implica la percepción instintiva del momento y el lugar en que puede ser expresado. Hacer humorismo sobre la precariedad de la vida humana cuando uno está junto a la cabecera de un moribundo no es humorismo. En cambio, cuando aquel gentilhombre francés, que subía las escaleras que lo conducían a la guillotina, tropezó con uno de los escalones y dirigiéndose a los guardianes exclamó: "Dicen que tropezar trae mala suerte", aquel hombre bien merecía que se le perdonara la cabeza.

El humorismo está tan íntimamente unido a la elección cuidadosa y específica de la expresión verbal con que se manifiesta que difícilmente se consigue traducirlo de una lengua a otra.
El humorismo es distinto de la ironía. Cuando uno es irónico se ríe de los demás. Cuando uno hace humorismo se ríe con los demás. La ironía genera tensiones y conflictos. El humorismo, cuando es utilizado en la medida justa y en el momento oportuno (y si no se utiliza en la medida justa ni en el momento oportuno no se trata de humorismo), es el mejor remedio para disipar tensiones, resolver situaciones que podrían resultar penosas y facilitar el trato y las relaciones humanas.”

- Allegro ma non troppo- Carlo M. Cipolla



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