jueves, 17 de abril de 2014

Placeres cotidianos



El Parque del Retiro es un sitio al que me encanta ir cuando quiero pensar, relajarme, pasear, observar, leer y fundirnos con el entorno. Lo gracioso es que cuando lo haces sola, rodeada de familias, supongo que es normal que las personas tiendan a observarte. El espacio en soledad no debe ser aún común, a mí particularmente es algo que me hechiza, a veces es incluso necesario porque de algún modo cuando vuelves a reunirte con los tuyos lo haces con más ganas. Seré sincera, inicialmente tenía pensado encontrarme con J pero se trastocaron los planes, así que disfruté de mi sándwich y piña con la compañía de, “El vals lento de las tortugas”.

Tras esta breve inspiración de una hora y media, bajé andando hasta Cibeles y fui rodeando la Biblioteca Nacional por su lado derecho hasta llegar a la calle Serrano y desembocar en el Museo Arqueológico Nacional. Allí, me senté en un pequeño parquecito dentro del recinto a esperar mientras seguía acompañada de mi lectura. Una vez reencontrados, decidimos adentrarnos en la puerta hacia nuestro pasado más lejano, “Prehistoria, Protohistoria, Historia Antigua, Visigoda, Medieval y Moderna”. Tan sólo vimos una planta y alguna sala, directa a las momias. Mi valoración es muy positiva, hace años cuando nos obligaron a acudir allí, me pareció un Museo soporífero y bastante desordenado. Ahora, cambia a moderno, didáctico e interesante. Quién quiera acudir  podrá hacerlo gratuitamente, así consta hasta el día 20 de este mes. Eso sí, recomiendo las horas de la comida, a no ser que os gusten las largas filas de más de una hora.

La tarde transcurrió tranquila con un café de caramelo y entonces comenzó a llover, tras introducirnos en el mundo de los aromas. Una pareja muy amable me recordó que me dejaba ese amuleto al que le prestamos tanta atención hoy en día, la conexión con nuestros seres queridos y no tanto, hablo del móvil.

Finalmente, me acabé el libro. Gratamente mejorado con respecto a su primera entrega, “Los ojos amarillos de los cocodrilos”. Katherine Pancol, novelista francesa, estudió para ser profesora de francés y latín, más adelante estudió periodismo. Su primera novela le permitió marcharse a las Américas (New York), dónde estudió cursos de escritura. En sus libros los lugares que describe son en los que ella: ha aprendido, ha crecido… reflejado muy bien en el argumento. Destacaría el crecimiento de sus personajes, cómo han evolucionado de la primera a la segunda, me queda la tercera para el remate final. En este sentido, hay diversidad de gusto, habrá personas que les parezca lento, aburrido y habrá otras como yo, que nos guste la realidad, endulzada con fantasía, desarrollo personal, ironía, cotidianidad, etc. 



La historia gira en torno a sus personajes, lo que hace que cada uno de ellos desarrolle un testimonio distinto. La protagonista débil que se engrandece al final de la primera novela, vuelve más decidida en esta segunda. El aprendizaje no tiene edad, sobre todo, cuando hablamos de progresión personal, espiritualidad, vale más una buena caída que pequeños rozamientos, para engranar bien nuestros motores que nos hacen caminar por esa tierra pedregosa que es la vida. Sus hijas son la noche y el día, una de ellas aunque fría en sus procedimientos, puede llegar a demostrar una fortaleza incalculable. La pequeña descubre a través del amor, la compresión de nuestras actuaciones ante ese hecho. La amiga, bálsamo de risas. Su padre aunque en la lejanía, es el faro que la arranca y salva ante situaciones distintas. El amor prohibido, pero anhelado que la hace sentir que está viva. Las visiones, las intrigas, los vecinos curiosos y maléficos que arraigan problemas de su niñez. Remezclado en un caldo de la Edad Media, trabajo con el que sigue enfrascada Joséphine que sirve de vía para desaparecer de esa peculiar existencia que la rodea. 

Los personajes más característicos en mi opinión son: Joséphine, Hortense, Zoé, Gary, Shirley, el invisible Antoine. Su madre es para darle de comer aparte y su padre parece Papá Noel. Os dejo con algunas perlas del relato:

“Es terrible vivir en una época en que la palabra sentimiento se asocia con sentimentalismo. Sin embargo, deberá llegar un día en que se reconocerá la afectividad como el sentimiento más grande y se rechazará el dominio del intelecto. Romain Gary”

“El amor sin los detalles, añade, es el mar sin la sal, los caracoles de mar sin mayonesa, una flor sin pétalos”

“Para saber si las personas son felices o desgraciadas hay que mirarlas siempre a los ojos. La mirada no se puede maquillar”

“Envejecemos cuando nos encerramos, cuando nos negamos a ver, a oír o a respirar. A menudo, la vida y la escritura viajan juntas”

“El amor (…) es una fuerza insensata que la mayoría de los humanos descuidan”

“Cuando uno tiene flores que ofrecer, no las entrega cabeza abajo y mostrando los tallos, si no el otro sólo ve espinas y se pincha. Es lo que yo hago con los sentimientos, los ofrezco invertidos”

“Existen pasiones que apresan el alma y la vuelven inmóvil, las hay que la engrandecen y hacen que se expanda hacia fuera”

“Llega un momento, se dijo, en que debemos comprender que los límites no mantiene a los demás a distancia, que no nos protegen de los problemas, de las tentaciones, que sólo provocan que te encierres en ti mismo, apartándote de la vida. Entonces, o decides marchitarte y permanecer dentro de los límites, o abandonarte a mil placeres franqueando esos propios límites”

“La belleza está en los ojos del que mira”

“Hay que plantear los problemas lejos, muy lejos, porque así se ven de forma diferente. Vemos lo que hay detrás”
“Es posible lograr que la gente que os ama baje los ojos, pero no se puede obligar a bajar los ojos a la gente que os desea”

“Desde el rojo hasta el verde, todo el amarillo muere. Apollinaire”

“Todos tenemos un olor. No se sabe de dónde viene, no se sabe cómo definirlo, pero lo reconocemos”

“Amar es la única riqueza que crece con la prodigalidad. Cuanto más se ofrece, más queda”

“No son los caminos que emprendemos, es lo que llevamos en el interior lo que hace que nos convirtamos en lo que somos”



Con otro final visto os dejo, “How I met your mother”. Quizás haya sido un sinsentido porque era lo esperado desde el principio y lo inesperado al final. La vida es así, da tantas vueltas que siempre recurrimos a las cosas más comunes y cercanas a nosotros. Casi todos los comentarios que he leído por ahí, son aludiendo al gran Barney y al pesado de Ted. En mi opinión, Barney es un gran personaje, divertido, original, peculiar, único, pero no es real. Quizás por eso guste tanto. Lo que quiero decir es que tiene que ser pesadísimo durante las 24 horas del día, los 365 días del año y durante toda su duración que una persona sea así. Primero, no te la crees porque tiene que ser agotador para él y para los que le rodean. Al final, él  dice que es así y nunca puede cambiar (no evoluciona), lo que me hace sentir triste porque es solitario, pero un gran amigo de sus amigos. Chócala! Con respecto a Ted, ha podido ser un pedante en muchas ocasiones, pero si hay algo que me encanta y con lo que me identifico con él es que reflexiona. Siempre tiene una buena frase para un mal momento (bueno sí, son los guionistas) y es detallista, siempre está ahí y tiene claro a pesar de las tortas lo que quiere desde el principio de la serie, es un romántico, difícil que me caiga mal. Aunque al final de la serie no le hubiera dado tantas vueltas, encontró una gran mujer, punto. Marshall y Lilly, me encantan, son divertidos, cotidianos, sencillos, grandes amigos, peluches. No son personajes que suelan destacar, aunque te encantaría tener a tu lado. El ejemplo de estabilidad, ¿quién no tiene una pareja así en su grupo de amigos? Sí, también he llorado con Barney, más que en escenas amorosas, he gimoteado con el grupo de amigos. Sí, me da pena que se haya acabado. Me ha acompañado a lo largo de mis últimos años en la facultad, mientras experimentaba sinsabores, me corría mis juergas, en los descansos de estudios. Les voy a echar de menos, aunque tal vez, hayan estirado demasiado el hilo de la historia y el desenlace haya sido muy precipitado. Nos han hecho reír, admirar a un hombre que no querríamos de novio (Barney Stinson). Sí, de gran amigo y si hay que decir algo a su favor es que desde luego sería difícil aburrirse con él, dado que es un gran creativo. Casi se me olvida una de las más importantes, Robin. Una mujer fortaleza, independiente, pero en el fondo como casi todas, queremos a alguien que sea particularmente detallista y que nos escuche, porque todo no es una broma o una fiesta, aunque debería haber cabida para todo. Gracias, a los creadores por la serie.

Comparto un documental para dejar claro que no hay nada nuevo bajo el sol, pero que todo es reconvertible en ideas originales. “Everything is a Remix” y con mi música. 






Nota: Los personajes de la segunda guitarra son mis padres, guapos, ¿eh? 

"Las decisiones son lo que moldea nuestro destino" Ruta Sepetys








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