Día de reflexión, tras una pasada noche mezclada de conversaciones
de cómo se arreglaría el mundo o de cómo no se arreglaría. De ahí, a que hoy
hablemos de lo que son nuestras creencias, a veces muy limitadoras, otras nos
hacen caer en interpretaciones o percepciones personales, tras el peso que
hemos estado llevando año tras año con nosotros mismos.
Después de varias emociones empezaré con el primer vídeo, se trata
de Lizzy, una mujer que padece una rara enfermedad que ha hecho mella en su
físico y que otros han tratado de hacer más daño en su corazón, tras hacerle un
montaje y rotularla con una errónea etiqueta. Si pretendían hundirla,
consiguieron el efecto contrario. Lo que verdaderamente representa ella es lo
que le motivó, toda esa clase de negatividad y malos deseos a llevarle a
efectuar todos sus propósitos y gracias a eso, hoy da charlas motivacionales. A
mí me ha emocionado, ha cogido todos esos malos sentimientos, palabras y deseos
de personas que ni siquiera la conocían, para llevarlos como fuerza que trace
objetivos, pase la meta y obtenga su tesoro.
Una buena manera de coger toda esa energía negativa que llevamos
dentro o que otros tratan de ofrecernos, para demostrarnos como combatirla.
Recuerdo cuando estaba estudiando, como una profesora me dijo que si no me
esforzaba no sacaría una buena nota, estaba bastante decepcionada en general
porque no observaba ningún esfuerzo y daba por hecho que no vería nada más
elevado que aquello. En mi caso me lo tomé como un reto, me estás tratando de
decir que no soy capaz de obtener mayor resultado, conseguiré lo contrario.
Supuso un esfuerzo, dedicarme más tiempo a esa asignatura, pero gané en
aprendizaje, pasé al sobresaliente y a darme cuenta que esa asignatura no sólo
no había querido enfrentarme a ella porque otras personas me imponían su miedo,
sino que acabé planteándome hasta seguir esa especialidad porque me encantaba
la época que analizábamos y tratábamos de comprender. Conocí nuevos autores que
hoy me encantan y me llevé a una sabia profesora en mi corazón, que con su
pasión en sus clases hizo que nos interesáramos en ese amplio temario.
Esta anécdota no se parece prácticamente en nada a lo que le
ocurrió a Lizzy, pero lo que sí es cierto es que cuando nos enfrentamos a nuestros
miedos y hacemos aquello que nos dicen que no podremos hacer, siempre salimos
vencedores y siempre ganamos un punto respecto a lo que sentimos o pensamos que
somos.
El Colegio o Instituto puede hacernos mucho daño, lo sé porque
también sufría la época de las ortodoncias, de lo que es tu aspecto ante los
demás y los cánones de belleza preestablecidos que están en la sociedad, pero
sólo nuestra actitud puede vencer eso. Claro que cuando somos pequeños eso no
nos lo enseñan. Mi madre siempre me decía, a palabras necias oídos sordos y sí,
evité muchos problemas pero más adelante he tenido la sensación que me
llevaba muchísima carga silenciada. Aunque todo vuelve a su sitio y dependiendo
cómo aceptemos las cosas pueden servirnos de lecciones.
En el segundo video y en relación con lo anterior, veremos cómo son de limitantes
las creencias que tenemos de nosotros mismos y las que otras personas nos
imponen. Según cómo nos ven o nos etiqueten y las propias losas que nos ponemos hacen
que veamos las situaciones de una forma o de otra. Durante diversas situaciones
que se han vivido como la crisis económica actual, se nos ha dicho que debíamos
tener esperanza en que las cosas cambiarían, debíamos aguantar o incluso se nos
ha llegado a culpabilizar a todos nosotros. Las cosas no cambian, nosotros las
cambiamos a mejor o a peor. Tanto de una forma como de la otra tenemos que
aceptar nuestras emociones, lo que sentimos y no silenciarlas. Porque cuando
las compartes aunque sea contigo misma, te liberas de ellas. Como si al escribirlas o expresarlas en voz alta,
se marcharan.
Reír, llorar incluso en algún que otro momento gritar, siempre ha
estado mal visto, porque no sigues la norma de comportamiento, llamas la
atención. “Debes guardarte tus problemas,
aguantar porque no hay otra cosa a la que puedas aferrarte y mientras seguir
siendo infeliz, luego está la normativa de la queja que tampoco es que sea muy
productiva”. El método sedona lo que nos dice es que aceptemos lo que
sentimos, ser consciente de lo que se está sintiendo, pero sin aferrarse para
no caer en el olvido de lo que estamos haciendo y dejarnos llevar por ellos. No
somos lo que sentimos, ni somos nuestras creencias. Y en la medida en que nos
liberemos de ellos, nos daremos cuenta de la paz que experimentamos,
empezaremos a ser más conscientes del momento presente. De lo contrario
estaremos experimentando las mismas emociones una y otra vez.
Ni somos lo que nos dicen que somos, ni lo que interpretamos que
nos dicen que somos. Suena hasta complicado decirlo, imaginaos pensarlo. Muchas
veces cuando mantenemos conversaciones con amigos, en la relaciones de pareja,
nos tomamos las cosas como algo personal, como si fueran referidas a nosotros y
tratamos de adelantarnos. Mantenemos una conversación y a la vez nuestra mente,
empieza a tejer una historia de miedo, de lo que va a pasar y de protección. Se
podrían llamar ruido.
En relación con esto, tengo una amiga que acaba de conocer a una
chico con el que se siente cómoda y últimamente están quedando y conversando. Esto
que parece tan bonito y en realidad lo es, lleva una carga y es la que cada una
de esas personas que deciden conocer a nuevas y de alguna forma abrirles el
corazón, se dejan dominar por el miedo, por fracasos o lecciones amorosas
pasadas, tratando de ponerse la armadura de lo que no queremos, de lo que va a
pasar, sin saberlo y disfrutarlo.
Simplemente sería fácil con aceptar el sentimiento, detectar la
zona dónde se nos manifiesta y decidir soltarlo en un momento determinado. Muchas
veces, nos embutimos de falsas teorías sobre lo que pasa o no pasa, sin ni
siquiera darnos la oportunidad a vivir ese momento.
Lo mejor para resolver nuestras dudas es preguntar, ni interpretar
o suponer. Equivocarse no simboliza fracasar sino aprender. Tomar decisiones representa que estás viviendo tu vida.
El significado del ser es algo infinito y abstracto, catalogarlo
es realmente difícil. En este segundo
vídeo nos dicen cómo cuando nos ponen un nombre respondemos a él y todos los
materiales que nos regalan, los hacemos nuestros, nuestras pertenencias, hasta
el punto que forman parte de nosotros. Con las emociones pasa lo mismo, las
agarramos tanto que no queremos dejarlas marchar y estar en este estado como si
fuésemos ellas. Por lo tanto, no somos nuestras emociones. Son reacciones ante cosas que recordamos,
pensamos, vemos, olemos, etc. Unidas a los sentidos. Por eso dicen que
empleamos mal nuestro lenguaje haciéndolas nuestras, no estamos tristes sino
que nos sentimos tristes. Una emoción no es un estado. Lo único que ocurre es
que si alimentamos emociones con pensamientos repetitivos y dependiendo de cómo
sean esos pensamientos, lo desarrollaremos en nuestro cuerpo de una u otra
forma. El lenguaje como la acción se crea en el pensamiento, éste nos llevará a decir o realizar una tarea. Dependiendo de
las cosas que nos digamos a lo largo del día, así nos identificaremos con ellas
hasta el punto de ser lo que pensamos. Por eso, quizás unas personas reaccionen
de distinta manera ante las mismas situaciones.
Los vídeos hablan por sí mismos…
Una bonita frase que he leído esta semana: “Pertenecemos a aquello que amamos”
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