domingo, 7 de julio de 2013

No hay mal que por bien no venga




Triste, aunque cierto. Semana sorprendente, agotadora, nervios, tensión, decepción y nuevas oportunidades. Empezar un nuevo trabajo requiere atención, ganas y sobre todo, aprendizaje. Nos responsabilizamos en el interés, en dar lo mejor de nosotr@s y tan sólo queremos la misma respuesta. Y aunque a veces no se reciba, por lo menos el respeto y la educación, sobre los demás. Tener a una persona por encima de ti que sea arrogante, incompetente presionado (como un sabio me dijo una vez), es muy difícil de tratar y de llevar, requiere mucha paciencia, mucho arrojo para enfrentarte día tras día, además de hacer que no te afecte. A veces, son camaleónicas, muy dulces, eso sí, siempre y cuando tú sepas como si llevaras mínimo seis meses allí, desenvolverte y pregunta, pero no abuses. Si te hablan del contrato delante de un cliente no importa, pero tú no lo hagas. Corre, vuela, haz todo lo que te pidan, aunque te hayan engañado desde un principio, no importa, problema tuyo, es trabajo. Digo, no.

Las cosas tienen que ser claras, desde el minuto uno en el que se pone el anuncio, si es un trabajo para una cosa, no es para otra; si es indefinido, no es un mes y medio; si te voy a hacer un contrato, no dejo de darte de alta. Porque como dicen en el Inem, hay mucha economía sumergida, ¿por qué no controlamos a los que contratan, por empezar con algo? Porque también estoy cansada de escuchar que la gente no quiere trabajar, que le molesta quedarse sin vacaciones y no quiere aprender. Probablemente haya personas que cumplan ese perfil, pero también hay empresas que tienen mucha desfachatez y se aprovechan de la situación. Al igual que hay otras, que no te engañan desde el principio, quizás te pongan las cosas duras y ya es cosa tuya responder. Las que son así, las mejores, en mi opinión.

Como siempre, me llevo lo aprendido, que han sido unas cuantas cosas, esto siempre es beneficio para mí. No tendremos en cuenta, la respuesta de algunas personas ante situaciones, porque todos en algunos momentos cuando no sabemos algo y queremos que se solucione, podemos reaccionar de una mala manera, no se debe, pero se hace. A mí me ocurre, aunque no suele pasarme en los trabajos. Habrá que tener precaución con las academias, autoescuelas y los tres días de formación sin remunerar, esto nunca me ha dado buen resultado, lógico, ¿no?

El lunes cambiarán las cosas, por esa parte, feliz y nerviosa. No hay un verano igual, todos cambian en algo, echando de menos a los norteños y a Pipo & Ayla. Piscina, cenas y buena compañía son los ingredientes fundamentales.

Cambiando de tema, quería compartir una de las cartas más bonitas que he leí hace tiempo:

10 de Septiembre de 1920

Para vivir es necesario coraje. Tanto la semilla intacta como la que rompe su cáscara tienen las mismas propiedades. Sin embargo, sólo la que rompe su cáscara es capaz de lanzarse a la aventura de la vida. 

Esta aventura requiere una única osadía: descubrir que no se puede vivir a través de la experiencia de los otros, y estar dispuesto a entregarse. No se puede tener los ojos de uno, los oídos de otro, para saber de antemano lo que va a ocurrir; cada existencia es diferente de la otra. 

No importa lo que me espera, yo deseo estar con el corazón abierto para recibir. Que yo no tenga miedo de poner mi brazo en el hombro de alguien, hasta que me lo corten. Que yo no tema hacer algo que nadie hizo antes. Déjenme ser tonto hoy, porque la tontería es todo lo que tengo para dar esta mañana; me pueden reprender por eso, pero no tiene importancia. Mañana, quién sabe, yo seré menos tonto. 

Cuando dos personas se encuentran, deben ser como dos lirios acuáticos que se abren de lado a lado, cada una mostrando su corazón dorado, y reflejando el lago, las nubes y los cielos. No logro entender porqué un encuentro genera siempre lo contrario de esto: Corazones cerrados y temor a los sufrimientos. 

Cada vez que estamos juntos, conversamos durante cuatro, seis horas seguidas. Si pretendemos pasar juntos todo este tiempo, es importante no tratar de esconder nada, y mantener los pétalos bien abiertos.

De: "Cartas de amor del Profeta"

Supongo que por esto, no deberíamos utilizar la experiencia como cortapisa, sino como remolque. No detenerse, correr riesgos, conocer, aunque resulte más fácil decirlo, se hace. Romper las rasgaduras, no juzgar otras experiencias, pero que no te impidan ser tont@, equivocarse es señal de estar aprendiendo y eso, sólo lo hacemos nosotr@s mism@s. Por mucho que nos den consejos, nadie puede elegir por ti, es más, no debe. El miedo está para hacerle frente y nunca una experiencia es igual a otra, pueden compartir rasgos, pero no es la misma. Tengamos el coraje de vivir este viaje. Cada cual el suyo, ¡qué bonito!, luego lo compartimos.

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