Tercera vez que rememoro esta dura, trágica y por otro lado,
encantadora historia. Ese niño que recompuso sus recuerdos a base de
encuentros, cartas, calumnias y por supuesto; la escritura, su vía de escape
para poder sentirse libre y en paz consigo mismo. Hoy ha llegado el día de hacerles
un homenaje al escritor y al niño que tuvo la mala suerte de ser el resultado
de las malas decisiones de sus padres y que se granjeó su destino gracias a él
mismo. Tal vez, al apoyo de algunas personas que encontró a su paso y que fue
perdiendo según transcurrió el tiempo. Libro obligatorio en los liceos
franceses y que tuvimos la suerte que nos mandaran leer con 15 años, por
desgracia, no es muy conocido en España, ya no será así, al menos por mi parte.
Michel del Castillo, hijo de un rico terrateniente francés y de
una noble española fiel al Frente Popular. Su padre abandonó a su esposa en
1935 tras creerse víctima de una infidelidad, regresó a Francia y se olvidó de
su hijo. Su madre pasó años encarcelada mientras era visitada por su retoño y
su madre, la cual, se ocupaba de Michel. En 1939, madre e hijo se marchan de
España y piden ayuda a Michel (padre del hijo), les ayuda pero no vuelve con
Cándida.
Vivieron en Vichy durante unos años, hasta que Cándida decide
marcharse a Clermont-Ferrand y el padre les denuncia, por lo que ingresarán en
el campo de concentración de Rieucros. Todo este periodo es recreado por el
escritor en la novela de “Tanguy,
historia de un niño de hoy”. Una vez que logran salir de allí, la madre
planea fugarse fuera, pero lo harán por separado para que no sospechen, en 1942
sus caminos se separan y el niño acabará internado en un campo de exterminio
nazi hasta que acaba la guerra.
Repatriado a España y al verse huérfano, sin ningún familiar
cercano, dado que su abuela ha muerto, le integran en un centro educativo, el
Asilo Durán de Barcelona. Un asilo para huérfanos republicanos, hasta 1949, que
logra evadirse del final que podría haber obtenido en ese centro. Le acogen en un colegio jesuita en Úbeda,
centro SAFA, dónde recibirá no sólo una gran educación, sino además una buena
alimentación, amigos, personas que le escuchen, cariño y le curarán de una
enfermedad en los pulmones. Gracias, al hermano Mariano Prados logra que viaje
a Canarias a conocer a su hermano Carlos. Inicia una serie de cartas pidiéndole
reconocimiento y ayuda a su padre, al no recibir respuesta, iniciará un nuevo
camino hacia Sitges para trabajar en una cementera. Serán duros años de trabajo, de soledad, de
búsqueda. Abandonará el trabajo y partirá al país de la libertad. En 1953, se
reunirá con su padre que finalmente le volverá a abandonar. Sus verdaderos padres serán sus tíos, ya que
le acogerán y le darán todo lo que no le dieron sus padres biológicos. A partir de 1955, estudia Ciencias Políticas
y Psicología antes de meterse de lleno en la literatura. Se volverá a cruzar
con esa persona que le ayudó a llegar al mundo, pero no a vivir en él, se verán
truncados sus temores al comprobar que ni siquiera le buscó, desde aquel 1942
en el que Tanguy tenía nueve años.
En 1957, se licencia en Psicología y publica, “Tanguy”, alcanzando el éxito mundial con su primera novela.
En el prólogo de Antonio Muñoz Molina de la novela de Tanguy nos
dice, “dar la mano es vincularse
físicamente a todas las manos que han tocado quien estrecha la nuestra, unirnos
a la gran cadena de su vida”. Sin duda, Tanguy ha tocado muchas manos,
desde el más puro cariño hasta el odio más atroz, pasando por el dolor, el
hambre, pues él fue hambre desde los pies a la cabeza, manos de muertos, de
amigos perdidos y de otros seres que lo rechazaron, por venganza o por
capricho. Este gran escritor le hace un guiño a Michel del Castillo, pues
compartieron la misma educación en ese colegio de Úbeda, ese triste tiempo en
el que además de miseria, sangre y terror, también tenía cabida la educación gracias
a personas tan generosas como el padre que lo regentaba y que es una luz en
esta historia.
Narrado en tercera persona para mantener esa distancia del que
está recordando y pretende mostrar esos recuerdos como si no fueran los suyos, debido
a todas las desgracias a las que tuvo que sobrevivir, en las que pudo dejarse
caer, pero que acabó luchando, pues como él dice, “sólo de dolor, no muere nadie”. Lo que ha sido capaz es de
transmitir ese horror y aquellos que le hemos leído, a no ser que seas
indiferente y de hierro, cuesta mucho desembarazarse sin repugnancia, rabia y
un sentimiento de impotencia, añadida a una pregunta, ¿cuánto sufrimiento es
capaz de soportar un niño? Seguida de: ¿Por qué? Herencia de la historia de
unos países, de la historia de sus padres. No hay respuesta capaz de justificar
los hechos.
Dentro de la propia narración de las guerras, de los culpables y
de las víctimas se encuentran los cómplices, ésos que no les tiembla el pulso
al enviar a miles de personas en trenes a una muerte segura en otro país. No
hace falta nombrar naciones porque existe suficiente información, manuales,
archivos, fotografías, documentales, literatura y películas, etc. Eso sí, ojalá
fuera una simple historia y no hubiese sido real.
Tanguy sufre en todos los países el odio de todos, sin embargo, él
no es capaz de odiar a nadie. Tan sólo hay un momento en el que se da cuenta
que se ha convertido en un hombre viejo en un cuerpo de niño; que ya no tiene
nada que perder, cuando alce la voz ante la injusticia, la mentira de aquellos
que con su disfraz creían tener más poder que nadie y más permisos. Tampoco, se
ve mucha diferencia entre lo que vive en Auschwitz a lo que vive en Barcelona.
Su sueño era simple, vivir con su madre, que su padre les visite
cada fin de semana, tener un perro y un amigo en la escuela. ¿Quién le quitó
ese sueño? Su inocencia será lo que le dé fortaleza para seguir viviendo.
Ojalá tenga un buen lugar en nuestra literatura, no sólo porque
muestra con detalle uno de los períodos más terribles de la historia, sino que además, éste niño no ha vivido sólo una vez en Francia o Alemania;
sigue viviendo en muchos países en desarrollo. Una historia que no ha dejado de
repetirse y que ya va siendo hora que acabe.
Esta noticia de 1987, en la que yo tenía dos años, ya nos decía que
ojalá se le hiciera un hueco en España; pues bien, sus novelas si han sido
traducidas, no sé si todas, pero al menos la mayoría. Después de trece años,
tras leer en el Instituto, Tanguy, he conseguido las otras dos novelas que
cierran la historia en librerías de segunda mano. Alcaná
e Iberlibro, me han hecho tener por fin, entre mis manos, “De padre francés” y “Calle de los Archivos”.
Os dejó esta entrevista interesante, me faltan muchos libros de su
obra por leer, espero poder leerlos todos. No he hablado de su prosa, también
de agradecer al traductor; parece que estés leyendo un poema, sobre todo en: “De
padre francés” y “Calle de los Archivos”.
“De padre francés”, narra desde el encuentro en 1953 con su padre hasta la muerte de
éste, por qué tomó esas decisiones, de dónde procedía, como sentía odio a todo
aquél que no fuera burgués. Odio a Cándida a la que apodaba, “loca”. En sus
últimos días se acuerda de su hijo, éste acude tal vez, por llenar el hueco de
las respuestas, pero ajeno a esa vida y ese lazo de sangre. Nos habla del país
y de su vida en él.
“Calle de los archivos”, la búsqueda de su madre, el por qué de su abandono, la historia
de una mujer que vivió muchas vidas y quiso tabicar, para que aquellos a los
que iba conociendo no supieran de su vida anterior. Engaños, calumnias, trató
de ocultar la verdad, mintió a unos y a otros; se casó cuatro veces y fue
dejando hijos a su paso. Unas veces, porque no pudo encargarse de ellos y otras
veces, se los llevó por no sentirse sola. Aún así, ocupó mucho peso en el
interior de los mismos. A su muerte, Xavier, se quedó con la falta de aliciente
para escribir sus terribles fantasías. Aquí el niño se desdobla entre el
abandonado y el escriba. Nos habla del país de su madre y su nacimiento.
“Pero, ¿qué valen los
hechos si no se presta atención a su significado que es el único que los
esclarece?”
“La guerra es la
suspensión de toda moral”
“En una guerra no hay
vencedores ni vencidos, sólo hay víctimas”
“Los acontecimientos, en
sí, no significan nada. Para convertirse en memoria deben primero llenarse de
sentido”
“Nadie puede odiar a su
madre sin odiarse a sí mismo”
“En lo más hondo de su
ser sentía lo que sienten todos los niños desheredados: la ausencia de ese algo
que hubiese podido dejarles recuerdos felices”
“Qué duro debía ser vivir
solamente con lo que uno sabe y recuerda y privado de lo que espera, Albert
Camus”
“Lo que envejece a un ser
son las despedidas; cuantas más despedidas ha vivido uno, más viejo se hace”
“Quisiera perdonar,
quisiera besar, no quiero que sigamos sufriendo, Dostoievski”
“España-pensaba-es el
desierto. El desierto es un infinito. Lo que asombra en España es ese extraño
parentesco entre el hombre y el paisaje…España tenía que ser el país de los
fanáticos, de los exaltados, de los místicos”
De padre francés:
“Hay niños que desde muy
pequeños reflexionaron sobre lo que vieron en su familia, que desde muy
pequeños se vieron agredidos por la fealdad moral de sus padres, Dostoievski”
“La noche es buena
consejera”
“La infancia no posee una
naturaleza fija. El dogma de su pureza vale lo que vale cualquier dogma. La infancia
puede revelarse muchas veces perversa, abusada, corrompida”
“Las transformaciones que
más nos afectan pasan la mayor parte del tiempo inadvertidas. Insidiosas, no
hacen más que revelarse aún más decisivas”
“Aquellos que viven más
son aquellos que han sentido menos”
“Calle de los Archivos”:
“Se vive en el recuerdo y
por el recuerdo, y nuestra vida espiritual no es, en el fondo, sino el esfuerzo
de nuestro recuerdo por perseverar, por hacerse esperanza, el esfuerzo de
nuestro pasado por hacerse porvenir, Miguel de Unamuno”
“Como tantos niños
perdidos, encontró refugio en los libros, no para enterarse de su vida, pero sí
para que le enseñara su destino”
“Escribimos para consolar
y encantar al niño que llevamos dentro”
“En nosotros nacen y
mueren a cada instante oscuras conciencias, almas elementales, y este nacer y
morir de ellas constituye nuestra vida. Y cuando mueren bruscamente, en choque,
hacen nuestro dolor, Miguel de Unamuno”
“¿Conocerá la lengua lo
que rechaza la conciencia? Para ellos, las palabras proceden de la experiencia.
En mi caso, la lengua expresaba mi verdad. De ella provenía mi existencia.”
“En el fondo, la gente se
aburre de tal manera que son agradecidos con quienes les hacen soñar”
“Cuando no se puede vivir
la realidad se viven los sueños”
“Vivir no es huir, sino
luchar”
“Si el abandono de tus
hijos es algo que se puede comprender, lo cierto es que se trata de una actitud
de la que uno no debe sentirse orgulloso. Es triste. Seguro que tienes alguna
excusa, me la presentas y yo la acepto, pero no me pidas más”
“Un sueño que se cuenta
ya no es un sueño”
“Sí, una fuga. La palabra
es bonita, está cargada de ironía. Una palabra de la adolescencia, llena de
inquietud y de rebeldía”
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