Desconectada del mundo, así estoy
desde que me robaron mi móvil con conexión a Internet. Hay que ver lo
dependientes que nos volvemos de una cosa tan pequeña, pero como
entretenimiento y risas por los mensajes, me enteraba del panorama de mis
amigos y familiares, menos mal que aún me queda una puerta abierta, Internet. La
de trámites que tienes que hacer para la compañía telefónica, para que encima
no te aseguren el reemplazo del hurto. Eso sí, marearte lo acaban consiguiendo.
Daré gracias al imbécil que me lo quitó, lo más tonto es que ahora a él no le
sirve para nada, todo un mérito, pero bueno el cabreo te lo llevas fijo.
Encima fue el mismo día que me
dio por meterme en una famosa red social y ver una fotografía que me hizo
sentir como era de esperar y es que hasta que no ves las cosas con tus
propios ojos, ves como esa persona ya hace su vida o le asocias a otra persona,
te das cuenta de lo que sentías, de lo que todavía no has olvidado. Aquí también
dan cabida las conjeturas, porque puede ser que la otra persona sea su prima,
pero una postura, una sonrisa o una mirada, ya te da a ti, para montarte una
historia de amor, pasión, aventuras, vamos que aunque no sea real lo que estás
viendo, sabes que algún día tenía que llegar, sólo hace falta asumirlo. Sobre todo
dejar que las cosas fluyan y se curen cuando se tengan que curar, porque yo
tiendo a utilizar el lenguaje de no debería pasarme esto, vamos como si estas
cosas estuviesen condicionadas a un tiempo. Nunca sabemos cuando pueden
ocurrir, afloran los sentimientos cuando menos te lo esperas y no puedes
paralizarlos y repartirlos, ahora no, dentro de una semana me viene mejor. Lo
que sí puedes es tranquilizarlos, amoldarlos a las circunstancias y
acostumbrarlos. Dicen que lo que no te mata, te hace más fuerte y eso es muy
cierto.
Noche de luces, truenos, así
fueron los fuegos de San Lorenzo, bonitos, una vez más. Esta vez fueron sin música,
pero merecieron la pena, esa noche que no fue tan fría como la de otros años,
también dejó constancia los recuerdos y la tristeza, te cruzas con personas que
conociste una vez, por otras, nostalgia. Menos mal que luego se pasa, yo creo
que tocaba la semana de la sensibilidad, demasiado tiempo libre y sin mi
pequeño compañero con teclas, hacía que le diera a otras teclas, más difíciles
de manejar.
Hoy en día, lo de tener pareja y
al momento dejar de tenerla, es lo normal, pero es difícil acostumbrarse, las
que llevan muchos años sufren muchos procesos, esto me recuerda a la última película
que vi de Ryan Gosling, Blue Valentine, en ella te das cuenta de todas las
etapas que puede llegar a sufrir una pareja, el principio nunca es igual al
final, si hay niños, totalmente diferente. Me encantó la película, no el
cambio. Se supone que los cambios siempre son para mejor, yo creo que cada
persona sufre un proceso y compartirlo, hacerlo compatible, mantener un
equilibrio es a veces, muy difícil. Pero nadie dijo que las batallas fueran parcas.
En la vida como en el amor es necesario luchar, caer y levantarse, todo tenemos
que cuidarlo, para que no se rompa a la primera de cambio y ante las heridas,
existen las tiritas.
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