miércoles, 15 de agosto de 2012

Días de verano


Desconectada del mundo, así estoy desde que me robaron mi móvil con conexión a Internet. Hay que ver lo dependientes que nos volvemos de una cosa tan pequeña, pero como entretenimiento y risas por los mensajes, me enteraba del panorama de mis amigos y familiares, menos mal que aún me queda una puerta abierta, Internet. La de trámites que tienes que hacer para la compañía telefónica, para que encima no te aseguren el reemplazo del hurto. Eso sí, marearte lo acaban consiguiendo. Daré gracias al imbécil que me lo quitó, lo más tonto es que ahora a él no le sirve para nada, todo un mérito, pero bueno el cabreo te lo llevas fijo.

Encima fue el mismo día que me dio por meterme en una famosa red social y ver una fotografía que me hizo sentir como era de esperar y es que hasta que no ves las cosas con tus propios ojos, ves como esa persona ya hace su vida o le asocias a otra persona, te das cuenta de lo que sentías, de lo que todavía no has olvidado. Aquí también dan cabida las conjeturas, porque puede ser que la otra persona sea su prima, pero una postura, una sonrisa o una mirada, ya te da a ti, para montarte una historia de amor, pasión, aventuras, vamos que aunque no sea real lo que estás viendo, sabes que algún día tenía que llegar, sólo hace falta asumirlo. Sobre todo dejar que las cosas fluyan y se curen cuando se tengan que curar, porque yo tiendo a utilizar el lenguaje de no debería pasarme esto, vamos como si estas cosas estuviesen condicionadas a un tiempo. Nunca sabemos cuando pueden ocurrir, afloran los sentimientos cuando menos te lo esperas y no puedes paralizarlos y repartirlos, ahora no, dentro de una semana me viene mejor. Lo que sí puedes es tranquilizarlos, amoldarlos a las circunstancias y acostumbrarlos. Dicen que lo que no te mata, te hace más fuerte y eso es muy cierto.

Noche de luces, truenos, así fueron los fuegos de San Lorenzo, bonitos, una vez más. Esta vez fueron sin música, pero merecieron la pena, esa noche que no fue tan fría como la de otros años, también dejó constancia los recuerdos y la tristeza, te cruzas con personas que conociste una vez, por otras, nostalgia. Menos mal que luego se pasa, yo creo que tocaba la semana de la sensibilidad, demasiado tiempo libre y sin mi pequeño compañero con teclas, hacía que le diera a otras teclas, más difíciles de manejar.

Hoy en día, lo de tener pareja y al momento dejar de tenerla, es lo normal, pero es difícil acostumbrarse, las que llevan muchos años sufren muchos procesos, esto me recuerda a la última película que vi de Ryan Gosling, Blue Valentine, en ella te das cuenta de todas las etapas que puede llegar a sufrir una pareja, el principio nunca es igual al final, si hay niños, totalmente diferente. Me encantó la película, no el cambio. Se supone que los cambios siempre son para mejor, yo creo que cada persona sufre un proceso y compartirlo, hacerlo compatible, mantener un equilibrio es a veces, muy difícil. Pero nadie dijo que las batallas fueran parcas. En la vida como en el amor es necesario luchar, caer y levantarse, todo tenemos que cuidarlo, para que no se rompa a la primera de cambio y ante las heridas, existen las tiritas.

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