Se vieron, se notaron, dejaron
pasar quince segundos antes de reanudar sus vidas, cambiaron la vista tan sólo
para contemplar el paisaje, una hermosa senda que se iba adentrando cada vez
más rápidamente en el espeso bosque. Altas colinas accidentadas, árboles que
rozaban las nubes, pues allí el día nunca es soleado, clarea de manera
intermitente dos veces al año. Esos meses en los que todo se llena de luz y
frescor, dónde las gaviotas baten sus alas y planean por encima del mar, en esa
playa dónde las olas rompen con fuerza contra las rocas, a la vez que las van
suavizando.
Y entonces se despertó, salió de
la hojarasca, había llovido, su cara estaba empapada y él se había ido.
Observaba a las jóvenes parejas remar en sus barcas, los niños persiguiendo un
globo, pompas de azul y violeta volaban a su alrededor, se paró ante el
vendedor de sueños, los regalaba en
cinco minutos, tras el lienzo blanco se escondían los trazos que relataban las
historias más fantásticas, le dejó todo lo que llevaba encima, apenas eran un
par de monedas. Lo último que recuerdo es que me perdí.
El edificio era alto, con forma
de hospital, viejo, derruido, desprendía sabiduría, recuerdos, memoria de otros
tiempos, anteriores a ella, aquellos en los que la lucha era una forma de vida,
en los que la desesperanza y el miedo
habitaba en los lugares más lúgubres o en los hogares más caldeados. Se dirigió
a una amplia sala, en la que le antecedía un largo pasillo, a los lados dos
largas hileras de mesas. Cuando entró, los jóvenes salían, algunos
canturreaban, otros se convencían de que ya habían dicho todo lo que tenían que
decir, se aspiraban nervios por esos minutos antes de un examen, con la
poderosa sensación de que cambiarían el mundo. Recordó, su portatil, un
trabajo.. tres filas y él. Otra vez el mundo al revés. Salidas corriendo,
deseo, esperanza y sonrisas. Podía ser él, aunque nunca lo sabrían.
Todo se tildó de oscuridad,
huellas borrosas de una época anterior. Nada volvería a ser como antes, algunas
permanecerían, otros desaparecían hacia el norte, en sus casas. Giro sideral,
reforzamiento del sistema, abertura intencionada, absoluta inmunidad.
Las amistades duraderas, lazos
afianzados, recuerdos añorados, dejan paso a la entrada en la vida adulta,
hablamos de cafés, viajes que nunca realizaremos porque lo más probable es que
no nos pongamos de acuerdo. Se ven destellos en algún país extranjero, la
seguridad de salir todos corriendo, un mañana que nos espera, lo soñado, los
tesoros que rondamos no aciertan con la llave. Qué será de la partida, cuando
desaparezca. Jueguen ahora sus cartas, predicen, pues el futuro es incierto y
las imágenes se desdibujan. El sol saldrá por la mañana, las maletas ya están
listas, vienen a buscarnos. Siempre me gustaron tus bromas aunque nunca te lo
dije, querías mis letras, más que mis abrazos, creer es un cuento de sapos.
Baja hasta mi estómago, entonada,
me rio, por qué saliste de ese bar. Faltó sonido a tú búsqueda, otra vez será…
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