viernes, 29 de marzo de 2013

Hýpnos



Se vieron, se notaron, dejaron pasar quince segundos antes de reanudar sus vidas, cambiaron la vista tan sólo para contemplar el paisaje, una hermosa senda que se iba adentrando cada vez más rápidamente en el espeso bosque. Altas colinas accidentadas, árboles que rozaban las nubes, pues allí el día nunca es soleado, clarea de manera intermitente dos veces al año. Esos meses en los que todo se llena de luz y frescor, dónde las gaviotas baten sus alas y planean por encima del mar, en esa playa dónde las olas rompen con fuerza contra las rocas, a la vez que las van suavizando.

Y entonces se despertó, salió de la hojarasca, había llovido, su cara estaba empapada y él se había ido. Observaba a las jóvenes parejas remar en sus barcas, los niños persiguiendo un globo, pompas de azul y violeta volaban a su alrededor, se paró ante el vendedor de sueños,  los regalaba en cinco minutos, tras el lienzo blanco se escondían los trazos que relataban las historias más fantásticas, le dejó todo lo que llevaba encima, apenas eran un par de monedas. Lo último que recuerdo es que me perdí.

El edificio era alto, con forma de hospital, viejo, derruido, desprendía sabiduría, recuerdos, memoria de otros tiempos, anteriores a ella, aquellos en los que la lucha era una forma de vida, en  los que la desesperanza y el miedo habitaba en los lugares más lúgubres o en los hogares más caldeados. Se dirigió a una amplia sala, en la que le antecedía un largo pasillo, a los lados dos largas hileras de mesas. Cuando entró, los jóvenes salían, algunos canturreaban, otros se convencían de que ya habían dicho todo lo que tenían que decir, se aspiraban nervios por esos minutos antes de un examen, con la poderosa sensación de que cambiarían el mundo. Recordó, su portatil, un trabajo.. tres filas y él. Otra vez el mundo al revés. Salidas corriendo, deseo, esperanza y sonrisas. Podía ser él, aunque nunca lo sabrían.

Todo se tildó de oscuridad, huellas borrosas de una época anterior. Nada volvería a ser como antes, algunas permanecerían, otros desaparecían hacia el norte, en sus casas. Giro sideral, reforzamiento del sistema, abertura intencionada, absoluta inmunidad.

Las amistades duraderas, lazos afianzados, recuerdos añorados, dejan paso a la entrada en la vida adulta, hablamos de cafés, viajes que nunca realizaremos porque lo más probable es que no nos pongamos de acuerdo. Se ven destellos en algún país extranjero, la seguridad de salir todos corriendo, un mañana que nos espera, lo soñado, los tesoros que rondamos no aciertan con la llave. Qué será de la partida, cuando desaparezca. Jueguen ahora sus cartas, predicen, pues el futuro es incierto y las imágenes se desdibujan. El sol saldrá por la mañana, las maletas ya están listas, vienen a buscarnos. Siempre me gustaron tus bromas aunque nunca te lo dije, querías mis letras, más que mis abrazos, creer es un cuento de sapos.

Baja hasta mi estómago, entonada, me rio, por qué saliste de ese bar. Faltó sonido a tú búsqueda, otra vez será…

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