sábado, 12 de enero de 2013

Al pan, pan...



El martes estuve con una amiga paseando por las calles de Madrid, más concretamente por Fuencarral, Gran Vía y Sol. Podría decirse que además de ser los lugares más transitados de la ciudad, soy consciente de que alguno me dejo, también son los lugares más apreciados por su ambiente, tiendas, cafeterías, etc.

Y hablando de cafeterías y sitios recónditos, me gustaría recomendar uno al que me llevó mi amiga y además de entrañable, me encantó lo que tomé, como lo tomé, la música de fondo y el servicio. La cafetería-pastelería-panadería, se llama “El pan cotidiano o mejor. Le pain quotidien”, está en Gran Vía. El camarero que nos atendió además de amable, era bastante guapo y eso, siempre ayuda a pasar un rato agradable. Mi amiga se pidió un chocolate y yo me animé con un capuccino, te lo sirven en tazones de barro, grandes para mi gusto, pero lo  hace aún más casero, cubierto por una gran y riquísima espuma. La música, por supuesto no podía ser otra que jazz, que lo que hace es calentar el ambiente y sobre todo, te deja mantener una conversación. Desde luego, será un sitio donde acuda más de una vez, ya que no es ni convencional, ni tan caro y más que trillado como el starbucks, que conste que a mí este último me encanta por su café con caramelo, pero mucho más caro que mi propuesta.

Lo que me llama la atención de la cafetería es su nombre, "el pan cotidiano", porque además está diciendo una verdad irrefutable, claro que es cotidiano y de costumbre, comer pan y acompañarlo de suculentos manjares. La cultura del pan está muy alejada en el tiempo y eso me recuerda a mis clases de la carrera, en las cuales, tratábamos muchos temas, pero también la cultura de ciertas épocas como la Edad Media o la Edad Moderna, esta última, mi favorita.

La cultura de la Edad Moderna, se la caracterizó por ser la cultura del hambre, esto hacía que su estructura en Europa fuese frágil, acostumbrados a las enfermedades, a veces sin remedio y a las guerras que en ese momento asolaban Europa. Y si no había guerras, existía un ejercicio de violencia, debido a conflictos. Y además, existe una cultura del pan, elemento fundamental que acompaña al vino y a la carne. La agricultura, por tanto, constituye un sector fundamental, se explotan extensas tierras de cereales, pero estaban sometidas a crisis periódicas, dependían de la climatología que a veces no ayudaba, a instrumentos rudimentarios, ha habido fases de hambrunas.

El pan acompañaba a la carne, pero no todo el mundo tenía el privilegio de poder comerla, había personas que sólo se alimentaban de pan. Además, existía una jerarquía de panes: los blancos, claros y oscuros. La jerarquía supuso que la comida se convirtiese en un elemento de status social.  Esto evoca, en un modo de comportarse, la gente civilizada que en realidad deberíamos llamarla rica, sabía que siempre iba a tener un bocado que llevarse a la boca, por eso sabía tener un freno hacia la comida y unas horas para disfrutarla. Los pobres comían a deshora y cuando podían, por ello, se pensaba que no podían controlar sus pasiones.

Avanzada la Edad Moderna, se hicieron algunas políticas contra el hambre, como los Pósitos que eran almacenes de granos, se impusieron tasas de precios de los cereales para frenar la carestía, se introdujeron mejoras en el utillaje agrícola y por último, se introdujeron dos nuevos alimentos para no abusar del pan, como la patata y el maíz.

Algunos detalles sobre el pan y el nombre de lo que será una de mis cafeterías favoritas.
Recuerdo que cuando me examiné de esta asignatura, el texto trataba sobre este alimento, lo que yo no imaginaba es que este tema diera para abarcarnos en tantas clases, porque además se acababa enlazando con la religión y como una parte de Europa comía una serie de alimentos y otros en festividades o por motivos de prohibición, comían otros. La verdad que resulta ser muy interesante y aunque el profesor en su día arañaba las notas, sabía como enganchar a los que le escuchábamos.

Me encanta el pan, pero el que está recién hecho y sé perfectamente si está recalentado o congelado, son años de experiencia comiendo mucho pan. Sería tan bueno que alcanzase a todos los lugares, seguro que compartirían mi opinión. También tengo que decir que nunca lo como de esa forma, porque está la técnica de congelarlo y descongelarlo en el microondas y ¿sabéis qué? está igual de bueno. Así no tienes que acudir a la panadería todos los días.  Hay quién dice, que engorda, primero el pan no engorda, sino engordas tú y segundo, un artículo de la revista “Muy Interesante”, lo desmiente, pero se refieren al pan de grano, no al refinado que sí apunta al exceso de grasa abdominal. No habría que quitarlo de las dietas, sino todo lo contrario recomendar si quieren, el integral, que además contiene fibra y los hidratos son importantes, quitarse los dulces y el exceso de grasa, sería lo saludable.


“Cavad la tierra donde sea y encontraréis un tesoro... Sólo que debéis hacerlo con la fe del campesino.” Louise Hay





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