El martes estuve con una amiga
paseando por las calles de Madrid, más concretamente por Fuencarral, Gran Vía y Sol. Podría decirse que además de ser los lugares más transitados de la ciudad,
soy consciente de que alguno me dejo, también son los lugares más apreciados
por su ambiente, tiendas, cafeterías, etc.
Y hablando de cafeterías y sitios
recónditos, me gustaría recomendar uno al que me llevó mi amiga y además de
entrañable, me encantó lo que tomé, como lo tomé, la música de fondo y el
servicio. La cafetería-pastelería-panadería, se llama “El pan cotidiano o
mejor. Le pain quotidien”, está en Gran Vía. El camarero que nos atendió además
de amable, era bastante guapo y eso, siempre ayuda a pasar un rato agradable.
Mi amiga se pidió un chocolate y yo me animé con un capuccino, te lo sirven en
tazones de barro, grandes para mi gusto, pero lo hace aún más casero, cubierto por una gran y
riquísima espuma. La música, por supuesto no podía ser otra que jazz, que lo
que hace es calentar el ambiente y sobre todo, te deja mantener una
conversación. Desde luego, será un sitio donde acuda más de una vez, ya que no
es ni convencional, ni tan caro y más que trillado como el starbucks, que
conste que a mí este último me encanta por su café con caramelo, pero mucho más
caro que mi propuesta.
Lo que me llama la atención de la
cafetería es su nombre, "el pan cotidiano", porque además está diciendo una
verdad irrefutable, claro que es cotidiano y de costumbre, comer pan y
acompañarlo de suculentos manjares. La cultura del pan está muy alejada en el
tiempo y eso me recuerda a mis clases de la carrera, en las cuales, tratábamos
muchos temas, pero también la cultura de ciertas épocas como la
Edad Media o la Edad Moderna, esta última, mi
favorita.
La cultura de la
Edad Moderna, se la caracterizó por ser la
cultura del hambre, esto hacía que su estructura en Europa fuese frágil,
acostumbrados a las enfermedades, a veces sin remedio y a las guerras que en
ese momento asolaban Europa. Y si no había guerras, existía un ejercicio de violencia,
debido a conflictos. Y además, existe una cultura del pan, elemento fundamental
que acompaña al vino y a la carne. La agricultura, por tanto, constituye un
sector fundamental, se explotan extensas tierras de cereales, pero estaban
sometidas a crisis periódicas, dependían de la climatología que a veces no
ayudaba, a instrumentos rudimentarios, ha habido fases de hambrunas.
El pan acompañaba a la carne,
pero no todo el mundo tenía el privilegio de poder comerla, había personas que
sólo se alimentaban de pan. Además, existía una jerarquía de panes: los
blancos, claros y oscuros. La jerarquía supuso que la comida se convirtiese en
un elemento de status social. Esto evoca,
en un modo de comportarse, la gente civilizada que en realidad deberíamos
llamarla rica, sabía que siempre iba a tener un bocado que llevarse a la boca,
por eso sabía tener un freno hacia la comida y unas horas para disfrutarla. Los
pobres comían a deshora y cuando podían, por ello, se pensaba que no podían
controlar sus pasiones.
Avanzada la Edad Moderna, se hicieron
algunas políticas contra el hambre, como los Pósitos que eran almacenes de
granos, se impusieron tasas de precios de los cereales para frenar la carestía,
se introdujeron mejoras en el utillaje agrícola y por último, se introdujeron
dos nuevos alimentos para no abusar del pan, como la patata y el maíz.
Algunos detalles sobre el pan y
el nombre de lo que será una de mis cafeterías favoritas.
Recuerdo que cuando me examiné de
esta asignatura, el texto trataba sobre este alimento, lo que yo no imaginaba
es que este tema diera para abarcarnos en tantas clases, porque además se
acababa enlazando con la religión y como una parte de Europa comía una serie de
alimentos y otros en festividades o por motivos de prohibición, comían otros.
La verdad que resulta ser muy interesante y aunque el profesor en su día
arañaba las notas, sabía como enganchar a los que le escuchábamos.
Me encanta el pan, pero el que
está recién hecho y sé perfectamente si está recalentado o congelado, son años de
experiencia comiendo mucho pan. Sería tan bueno que alcanzase a todos los
lugares, seguro que compartirían mi opinión. También tengo que decir que nunca
lo como de esa forma, porque está la técnica de congelarlo y descongelarlo en
el microondas y ¿sabéis qué? está igual de bueno. Así no tienes que acudir a la
panadería todos los días. Hay quién
dice, que engorda, primero el pan no engorda, sino engordas tú y segundo, un
artículo de la revista “Muy Interesante”, lo desmiente, pero se refieren al pan
de grano, no al refinado que sí apunta al exceso de grasa abdominal. No habría
que quitarlo de las dietas, sino todo lo contrario recomendar si quieren, el
integral, que además contiene fibra y los hidratos son importantes, quitarse
los dulces y el exceso de grasa, sería lo saludable.
“Cavad la tierra donde sea y
encontraréis un tesoro... Sólo que debéis hacerlo con la fe del campesino.”
Louise Hay
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