sábado, 8 de diciembre de 2012

Mi motivación, no mis excusas



A veces, no nos damos cuenta de cómo una relación puede cambiar en un segundo con un golpe de efecto, transformarse en algo más profundo o por lo contrario en algo discordante, tan sólo porque uno de los dos, no esté de acuerdo.

¿Son posibles las relaciones de amistad entre un hombre y una mujer? Según un artículo que he leído recientemente, la respuesta es no. Según este artículo, el primer ejemplo es que no nos podemos poner en el lugar del otro, bajo la experiencia, ya que no llegaría a comprendernos, mientras que una persona del mismo sexo, sí es posible que lo entienda. “Recurren a medios empáticos, aceptando el sentimiento del otro, para llegar a la comunicación”. Por eso, es difícil la amistad. Y digo yo, ¿aceptar el sentimiento de la otra persona, no significa comprenderla, ponerse en su lugar? ¿Esto no es algo básico en una relación de amistad?

Sigamos, el segundo argumento explica que en una amistad buscas tu propio reflejo, entre un hombre y una mujer, esa búsqueda nos lleva a querer descubrir su propio misterio y esto nos lleva a albergar otros sentimientos. Pienso, que el querer saber cosas sobre una persona, puede producirse por cosas como el interés, la curiosidad y la propia amistad y esto no tiene por qué esconder otro sentimiento, tanto con un hombre como una mujer, evidentemente si una persona te gusta, quieres o tratas de descubrir todo de ella, pero partimos de una relación de amor, no de amistad.

El tercer argumento, a mí es el que más me convence nos explica que la amistad y el amor van de la mano, cómo una amistad intensa que comparte preocupaciones e intereses puede convertirse en amor, esto por supuesto es totalmente cierto y lo comparto. Pero aquí hay algo que omite y que es una parte fundamental, el tiempo, no podemos pretender correr en el intento, ni dar por hecho cosas, cuando se está conociendo a una persona, sea cual sea, el interés y entiendo que cuando estás conociendo a una persona te interesa y te preocupas porque partes de la amistad y no, a la inversa.


Aquí es donde a mí me entran las dudas, empiezas a tener relación más cercana con una persona que conociste en una fiesta hace ya años, de repente comienzas a conversar con ella y quedáis, un par o a lo sumo tres veces, pero lo importante es que ya tenéis confianza puesto que habláis todos los días, llegado la tercera salida, él o ella se lanzan al ataque de robarte lo que creen que les pertenece o que quizás dieran por hecho, o siemplemente intenta llegar a un grado de más intimidad, porque realmente es lo que anhelan, porque hoy en día si un hombre y una mujer van tres veces seguidas al cine, es que se gustan o mantienen una relación pasional. Hoy en día, son así las cosas y si tú tan sólo albergas una amistad y pretendes conocer a una persona que ha sido amable y atenta contigo, eres una mala persona, porque estás dando esperanzas. ¿Esperanzas de algo que no sabes o desconoces?

¿Siempre se tiene un objetivo? Porque en una relación sea la que sea, se debe partir de  que hay dos personas o más las que piensan, sienten o desean y da igual tu fin, tienes que contar con el resto, pero es que me niego a pensar que tu interés por una persona solo esté movida por el deseo, porque somos humanos y sería realmente catastrófico. Por eso pienso que no deben hacerse distinciones entre chicos y chicas sino entre personas y personas, entenderlas, conocerlas, comprenderlas, antes de emitir juicios, opiniones y nunca dar por hecho las cosas o crearse expectativas sin tener la verdadera valentía de preguntarlo. Para eso existen cosas como el crecimiento, la madurez y puedo entender que a veces pensemos con nuestros impulsos, pero no podemos sentirnos ofendidos u heridos si las cosas no salen según nuestras fantasías.

Por eso no hay ni chicas malas o chicos malos, partamos de la bondad o la presunta inocencia e insisto, todos nos equivocamos y es de sabios rectificar, aunque al final tropezamos con la misma piedra, siempre sacaremos algo que nos aporte mayor conocimiento. Estamos en el s. XXI, dejemos los prejuicios, los saberes de antaño y ampliemos nuestras miras, hay muchas maneras de ver las cosas, no todo es blanco o negro.

Y como alguien me dijo una vez, “No me den consejos, dejen que me equivoque sola”
Y por si había alguna sospecha, “Mis errores siempre serán mi motivación, no mis excusas”.

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