Si buscamos cómo se
define el miedo a lo nuevo, nos encontramos con la neofobia, falta de voluntad
a probar cosas nuevas o romper con la rutina. Además, en sus vertientes existe
la neofobia gustativa, miedo a los sabores nuevos y así descubrimos que no es
otra cosa que ecuación, según los expertos. Los hábitos o costumbres que se
cogen o se adquieren desde pequeños, hablamos en el caso de la comida. Cómo
vengo observando y me han enseñado, desde hace algunos años, esos hábitos se
pueden cambiar, eso de que por costumbre lo hago o dependiendo de cómo me hayan
educado, así reaccionaré, comeré, no es cierto y en esto, nos hacemos
responsables cada uno de nosotros.
Como creo que hay que
hablar desde lo que se conoce os pondré mi caso, en mi adolescencia e infancia,
comía bastante mal, tardaba en comer horas y algo curioso, repititivo se daba, “no
me gusta”, pero si no los has probado, mi respuesta siempre era, ya pero es
verde, azul, amarillo, no sólo en la comida, ahora estoy aprendiendo a patinar
llevo dos clases y ya ruedo. Hace unos años diría, no lo hago, para caerme, no lo pruebo, a mí no me gusta. ¿Qué se
repite? Miedo, miedo, miedo y falta de costumbre, sì, es cierto que si estás
acostumbrado a desarrollar multitud de actividades y variedad de sabores, con
los años no te cuesta aventurarte, pero ciertos hábitos o frenos, se adquieren
con los años.
Esto viene en relación
a que ayer precisamente le dimos una sorpresa a una amiga y nos la llevamos a
cenar a “Korgui”, dónde probamos la comida fusión, mucha verdura, mezcla de
dulce y salado, contraste de salsas, lo mejor de todo es que se trata de una
comida muy sana, estaba buenísima, nos encantó el sitio, recomendable también
para parejas, porque es muy romántico, un ambiente cálido y acogedor.
Probamos, provolone de
chile y cebolla, tempura de verduras, rollitos con verduras y queso, ensalada
de espinacas, rúcula, berros, queso de cabra con salsa de frutos del bosque, brochetas
de langostinos con sésamo y salsa, etc. Éstos eran los entrantes, un delicioso
y ligero postre, más el cóctel, buenísimo.
Acertamos con nuestro
regalo, que era nuestro fin, faltó alguna persona, aunque se volverá a repetir
o buscaremos otros lugares nuevos, para acostumbrar al paladar. Finalmente, la
noche se nos hizo corta porque el sitio de baile cerraba prontísimo, dicen que
lo bueno breve, dos veces bueno. Yo quiero lo bueno, intenso y largo, tres
veces buenísimo.
Cuando se prueban cosas
nuevas, se corren riesgos, sí, puede que no te guste, pero si no lo haces,
nunca lo sabrás, las dudas existen para resolverlas.
“No
te arrepientas de nada, la gente buena te da felicidad, los malos te dan
lecciones y los mejores te dan recuerdos”
No hay comentarios:
Publicar un comentario