Dos semanas atrás, acudimos una amiga y yo a ver una exposición
al Ateneo de Madrid, por fin iba a conocerlo, en él se dio lugar a numerosas
tertulias por parte de los ateneístas como Cánovas del Castillo, Mesonero
Romanos, Valle-Inclán, etc, durante el s. XIX y XX.
El título de la exposición lleva como nombre “Mujeres bajo
sospecha. Memoria y sexualidad (1930-1980), desde el 11 de Enero hasta el 10 de
Febrero. Si analizamos el título y el período histórico que abarca la exposición
podemos intuir de qué nos quieren hablar. Abarcaría el s. XX, cinco años antes
de que estallase la Guerra Civil
Española y termina, cinco años después de la muerte de Franco. Las mujeres son
las protagonistas de esta exposición y aunque en cierta medida nos habla de su
sexualidad, yo añadiría su género, sus sueños y sus libertades. Su vida y su
clandestinidad.
El discurso histórico de la exposición no es lineal sino temático,
resaltando ciertos aspectos como la vida de las escritoras, su forma de
existir, lo que significó cortarse el pelo, su desinhibición, su libertad, la
vida en los colegios religiosos, sus ropas, la vida de las actrices, juegos
sexuales, etc. En tan amplia variedad, nos muestran personajes conocidos y
vidas anónimas. Cómo a pesar de tener que estar en alerta debido a la dictadura
franquista y siendo consideradas pecadoras por el catolicismo, por la
sociedad de entonces, encontraban lugares dónde poder expresar sus
desconsuelos, sueños, reclamos, etc. Alguno de ellos era la escritura, la mayoría
de veces bajo un seudónimo o con el nombre del marido.
Nos cuentan, cómo durante ese período de “silencio” público,
tenían que encarnar un papel de decencia, decoro, castidad, siempre bajo la
vigilancia de la Sección Femenina
que además obedecían y tenían un código de conducta. Todo por una limpieza de
degradación republicana. Alcanzaron sus aspiraciones soñadas como el acceso a
la educación, trabajo, voto o divorcio. Nos mostrarán nombres tan conocidos
como Victoria Kent, se posicionó en contra del sufragio femenino en la misma tónica
que su partido, debido a que la mujer carecía de la suficiente preparación
social y política por aquella época. Aunque en la misma línea que Concepción Arenal, apoyó la política de rehabilitación en las cárceles. Me han faltado nombres o al menos, no me
ha parecido verlo en contraposición, como el de Clara Campoamor, que no sólo
luchó por la igualdad de sexo a la hora del sufragio, sino que también por la
igualdad jurídica de los hijos e hijas fuera y dentro del matrimonio, el
divorcio, etc. Ambas son de esa época.
Muchas de estas mujeres, durante la dictadura fueron
catalogadas de dudosa moral y castigadas ejemplarmente con la cárcel, violencia,
exilio, etc. Para ello, el fundamental
papel de la publicidad, moda o espectáculo. Algunas disidentes sexuales crearon
espacios de libertad, al finalizar la dictadura se crearían corrientes
feministas y de libertad sexual, manifestadas a través de las voces de muchas
mujeres.
Lo que me impresionó fue como a pesar de las circunstancias
hubo muchas mujeres con el mérito de ganar en muchos deportes como la natación,
escritoras como Carmen Laforet que ganó el premio Nadal con su libro “Nada”,
cambiaron las modas, se cortaron el pelo que era signo de libertad, fumar, cambios que se acercaron a la modernidad. Y siendo así, se
las tildaba de marimachos o tortilleras, término, éste último que aparece en la novela de “Maitreya”
de Severo Sarduy, uno de los personajes lleva en su mano una tortilla fu-yong,
una tortilla falsa donde no tiene huevos (en referencia a los genitales
masculinos). Se refiere al fullón de fullería. Tortilla falsa donde no hay
huevos de por medio.
Otra de las temáticas de la exposición y que a mí me recuerda
a un libro que hablaba de esa época y que a mí, me encantó, “Mala gente que
camina” de Benjamín Prado, nos habla de las nuevas técnicas y estudios psiquiátricos
que hablan de la perversión moral (Vallejo Nájera). Y muchos de los
experimentos que se hacían en la clínica de López Íbor, durante esa época,
muchas de estas narraciones nos la cuenta el libro. Aparecen nuevas formas de
sexualidad como en la novela de Zezé, historias particulares de la boda de
Elisa y Marcela. Muchos de los juguetes que debían tener las niñas eran los
muñecos, como mujer cuidadora que debería ser, nos traen un ejemplo de las
muñecas que tenían las niñas privilegiadas, como la “Mariquita Pérez” y sus ropas,
hechas en las cárceles de mujeres.
Para finalizar, como durante los años de la transición llega
la mujer liberada y el destape en el cine, literatura, etc. Nace en Barcelona
el primer bar de lesbianas, implicación de las mujeres en el movimiento obrero,
somos todas nosotras herederas de esas mujeres.
Sin duda, recomiendo la exposición se hace muy corta, está
muy bien documentada, con numerosos ejemplos en todos los formatos y siempre es
bueno conocer e informarse.
“Porque todas las historias que
cuentas, como todas las historias que escuchas, pasan a formar parte de ti, y
tú pasas a formar parte de ellas”
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